Poder cobrar deudas impagadas es de justicia y no hace falta recurrir a las malas artes de algunos para hacer efectivo este derecho. Hay dos tipos de deudores, los que quieren pagar y no pueden, y los que pueden pagar y no quieren. Media un mundo entre ambos. También hay dos tipos de acreedores, los que usan cualquier método sin importar si es legal, justo o incluso violento y sin discernir entre si el deudor es de los que pueden o no, y aquellos que quieren cobrar pero lo hacen intentando que sea de la forma más justa para ambos, acreedor y deudor. Hay formas y formas. Pero cobrar, hay que cobrar, y pagar, hay que pagar. Mejor aún, hay que intentar, y de eso ya deberíamos haber aprendido todos, a no hipotecarnos en algo que no sabemos a ciencia cierta que vamos a poder pagar. Y los primeros, las administraciones públicas, que arruinaron a miles y miles de empresas años atrás.
NO TODAS LAS EMPRESAS DE RECOBRO DE IMPAGADOS SON IGUALES
El deudor debe saber que lo mejor para todos es que abone la deuda en cuanto pueda. Y el acreedor consigue siempre más usando la psicología, los conocimientos de derecho y las nociones de finanzas para negociar. Hay que recabar información e investigar para saber en que situación real está el deudor y que capacidad tiene de pago. Solo así las expectativas de cobro se ajustarán a la realidad. Y solo así la negociación tendrá bases sólidas.
Las más actuales y competitivas empresas de recobro tienen como base esto para actuar, sin usar malas prácticas. Solo con la negociación y el respeto a la ley puede ser suficiente. Tener una deuda, al fin y al cabo, ya es un problema grave, que de poderse pagar, aunque sea poco a poco, alivia al deudor y le permite seguir desarrollando su vida de una forma más apacible y relajada.
NO TODAS LAS EMPRESAS DE RECOBRO DE IMPAGADOS SON IGUALES: Iciredimpagados.com
Las malas prácticas de algunas empresas de recobro no tienen razón de ser y no son efectivas. Sin embargo se puede poner como ejemplo la forma de actuar de empresas como Iciredimpagados.com, que consiguen mejorar el ratio de recobro de impagos de forma habitualmente extrajudicial sin el uso de técnicas poco éticas.
Los actuales especialistas en recobro de impagados dicen que esto ya no es una técnica, sino un arte. Que hay de todo, pero que hay mucha gente que voluntad y paciencia van pagando. Que lo normal suele ser que el deudor no quiera que los bancos y distribuidores terminen desconfiando de él o ella de por vida. Aseguran que, a pesar de los malos años que hemos padecido, las cifras de recobro son muy altas, pero hay que hacerlo bien, negociando y no cerrando puertas. Si tienes un deudor y no tienes ni paciencia ni aguante, déjalo en una empresa de especialistas, pero no te vayas a esas antiguas del frac y eso, que en vez de cobrar, te pueden meter en un lío peor.
NO TODAS LAS EMPRESAS DE RECOBRO DE IMPAGADOS SON IGUALES: Que no se puede ni se debe hacer para cobrar. Y qué si.
La morosidad se disparó con la crisis. Ahora es tiempo de ir recuperando todo lo que se pueda. Nadie o casi nadie permanece arruinado para siempre. En algún momento el deudor, si es de los que quieren pero no pueden, comienza a “levantar cabeza” y con una negociación adecuada puede empezar a pagar.
Lo que no se puede hacer es lo que hace un famoso banco español que, además, es bien conocido por endeudarnos a todos los españoles para rato. Dicen que sus fondos buitre llaman a la gente y les dicen “Quien te paga el teléfono, que te pague la deuda”. Mientras se quedan con los pisos del ‘banco malo’ a precio de auténtico saldo. También creo que argumenta cosas como “quien te acoge en su casa que te pague la deuda”. Hicieron negocio pasándose las deudas de unos a otros y cobrando de paso la comisión, hasta que la bola se hizo demasiado grande y estalló, en las manos del más tonto, el que llegó el último.
Proliferan los fondos buitre y hay muchos testimonios de personas, deudoras o no, que cuentan como son acosadas por empresas de recobro con muy malas prácticas. Violan sus datos personales, y muchas veces pretenden cobrar deudas ni tan siquiera probadas. A un familiar muy cercano, ya mayor, no paraban de llamarle para reclamarle una supuesta factura impagada de una conocida compañía de telefonía, advirtiéndole que si no la pagaba en 24 horas pasaría de veintitantos euros a doscientos y pico… Y sin identificarse siquiera.
Algunas de estas empresas “de malas artes” han realizado hasta hace poco cientos de despidos disciplinarios sin indemnización, y son ellos mismos deudores por varios millones de euros.
