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¿Cuánta hambre cabe en un apagón?
La verdad sobre la comida y el miedo en ESPAÑA y PORTUGAL
Los supermercados en España y Portugal se vaciaron en horas, como si el fin del mundo tuviera fecha y hora de llegada. 🍞
Lo que parecía un corte eléctrico común —de esos que uno resuelve con velas, paciencia y una queja en voz alta— se convirtió en una escena que no habría desentonado en una novela de Orwell o en un documental sobre catástrofes. Los apagones en España y Portugal no solo apagaron la luz, también dejaron a oscuras una verdad incómoda: estamos a solo unas horas del caos alimentario. Y no estoy exagerando. Yo estuve allí. Lo viví. Y aprendí más sobre el miedo con una estantería vacía que con cualquier telediario.
El texto original de Rooted Publication, que puedes encontrar aquí mismo, relataba con crudeza lo que sucede cuando la cadena de suministro se interrumpe incluso por poco tiempo. Pero también, como todo lo que realmente nos sacude, dejaba abiertas muchas más preguntas de las que respondía. Y por eso estoy escribiendo esto.
Origen: Spain and Portugal’s Power Cuts Show How Quickly Our Access to Food Can Turn Perilous
Cuando se corta la luz, se enciende el hambre
No fue una película, aunque podría haber sido una distopía perfectamente guionizada. Fue un fin de semana cualquiera, hasta que dejó de serlo. Los sistemas eléctricos fallaron, el transporte se colapsó, y de pronto la gente se abalanzaba sobre los estantes de los supermercados como si fueran botes salvavidas en un Titanic ibérico. No era histeria, era instinto.
Ver a un padre discutir por la última garrafa de agua o a una anciana llorar porque no había leche para su nieta es un espectáculo que uno no olvida. Pero también es el tipo de imagen que rara vez encaja con nuestros discursos civilizados sobre “progreso” y “abundancia”. Porque, seamos sinceros, ¿qué tan sólida es una sociedad que se desmorona en menos de 48 horas sin electricidad?
Los gobiernos —como siempre— se limitaron a pedir calma. Pero la calma es un lujo cuando sabes que tu nevera ya no enfría y que la comida que tienes caducará antes de que vuelva la luz.
La cadena alimentaria no es una cadena, es una telaraña frágil
Lo que el apagón nos enseñó no fue solo que dependemos de la electricidad, sino que nuestra comida depende de un sistema de distribución tan complejo y frágil como un castillo de naipes. Desde los sensores que controlan las temperaturas en los almacenes hasta los sistemas de GPS que guían a los camiones de reparto, todo está conectado por una red invisible… hasta que esa red se rompe.
El texto original lo explicaba con claridad: incluso los sistemas agrícolas que parecen “locales” están profundamente integrados en una infraestructura digital y energética. Lo que significa que cuando el sistema falla, fallan también los cultivos, los mercados, los comercios, y en última instancia, los platos de nuestras mesas.
Pero también hay algo más inquietante: no se trata de un escenario hipotético. Ya pasó. Y volverá a pasar.
“La comida no falta, lo que falta es la forma de hacerla llegar.”
Lo vintage nunca fue tan urgente
Hubo un tiempo en que las abuelas hacían conservas, los vecinos compartían pan y los cortes de luz eran una excusa para encender la chimenea. Hoy, en cambio, una desconexión de la red nos lanza al abismo del pánico colectivo. El problema no es solo la tecnología, es también la pérdida de costumbres, de recursos sencillos, de la lógica de la autosuficiencia.
En aquellos días oscuros, literalmente oscuros, más de uno echó de menos una linterna, pero también un huerto, una despensa, o una abuela sabia. Había quien recordaba con nostalgia los métodos “retro” de conservación: sal, vinagre, ahumado. Técnicas que hoy se ven como “artesanales”, cuando en realidad eran cuestión de supervivencia.
Tal vez por eso, el futuro necesita un poco de pasado. Y no hablo solo de tecnología vintage, sino de una mentalidad que sepa prever, cuidar, almacenar, compartir. No todo se soluciona con una app.
“La modernidad nos dio neveras, pero nos quitó la memoria.”
No fue solo un apagón, fue una revelación
Lo curioso es que, mientras algunos acumulaban productos en casa como quien arma una trinchera de latas, otros comenzaron a reunirse, a cocinar juntos, a compartir lo poco que quedaba. Ahí, en medio del miedo, surgió algo parecido a la comunidad. Pero también surgieron tensiones, egoísmos, pequeñas miserias. Como si el apagón no solo hubiera desconectado las luces, sino también las máscaras.
Aprendimos muchas cosas durante ese tiempo sin electricidad. Que el pan se vuelve un lujo en dos días. Que la leche sin refrigeración huele a catástrofe. Que sin luz, los semáforos son jungla y las farmacias, un milagro.
Pero también aprendimos que la comida no es un producto, es un vínculo. Que alimentarse es un acto político, cultural, emocional. Que nuestra forma de comer revela mucho más que nuestras costumbres: revela nuestras dependencias.
“Cuando la despensa se vacía, se llena la cabeza de preguntas.”
¿Y si no vuelve la luz?
No quiero sonar alarmista, pero tampoco ingenuo. El apagón en España y Portugal no fue un accidente, fue una advertencia. Y como toda advertencia, puede ser desoída… o tomada en serio.
Volver a lo básico no es retroceso, es prudencia. Aprender a fermentar, a conservar, a cultivar, a intercambiar. Crear redes de apoyo real, no solo digitales. Ensayar otras formas de distribución, de producción, de cocina. No para volver al pasado, sino para resistir el futuro.
La tecnología no es enemiga, pero no es infalible. Y cuando falla, como ya falló, es mejor estar preparados con saberes antiguos que con discursos modernos.
España, Portugal y la gran pregunta
Desde aquel apagón, cada vez que abro el frigorífico, me asalta una duda que antes ni se me pasaba por la cabeza: ¿qué pasaría si mañana no llega el pan? Y aunque pueda sonar exagerado, después de lo que vimos, ya no me parece una pregunta absurda.
La seguridad alimentaria no se mide en toneladas, sino en confianza. Y esa, hoy por hoy, está tan frágil como una bombilla en mitad de una tormenta.
Así que dime tú:
¿qué harías si el supermercado más cercano cerrara mañana sin aviso?