Sabíamos que estaba por llegar, no es nuevo, la actual figura del autónomo dependiente no es sino la conclusión legal de una fórmula que, en diferentes formas, ya venía funcionando casi las más de las veces, y cuanto menos, bordeando la ley.
Del “nuevo” autónomo dependiente, de como se está encajando esta nueva figura en el actual mercado laboral, de los freelancers, y de las características de esta nueva forma de trabajar ha realizado un exhaustivo estudio la web de empleo infojobs. Nosotros vamos a intentar aportar alguna opinión e información más al respecto.
Decimos que no es una fórmula nueva, pues ya conocemos desde hace años como empresas de todo tipo evadían sus responsabilidades haciendo a quienes deberían ser sus trabajadores que se dieran de alta como autónomos. Conocí casos como el de las subcontratas de instalaciones telefónicas, en que las empresas daban de alta a sus trabajadores por media jornada, les pagaban a comisión y les restaban el coste de la seguridad social, etc. Obviamente, si alguno de estos trabajadores ganaba menos de su coste en impuestos era inmediatamente despedido. Estas empresas no ponían ni un duro, y por el camino, contrata tras contrata, se iba quedando el dinero de cada instalación. Lo que al final cobraban los instaladores era una mísera parte de lo que se quedaban los múltiples intermediarios, cuya única inversión era apenas una oficina.
Cosas como esta son las que se están produciendo ahora. Una cosa es que un autónomo o una pequeña empresa llegue a un acuerdo de colaboración con otro u otros para fabricar un producto u ofrecer un servicio, y otra muy distinta es obligar a un trabajador a hacerse autónomo para ahorrarse los costes.
En teoría y con el marco legal actual existen algunas ventajas para los llamados trabajadores autónomos dependientes. Y se pueden considerar como tales los que tengan al menos un 75% de sus ingresos provenientes de un solo cliente. Según InfoJobs, más del 51% de los freelancers opinan que se han visto obligados a trabajar como autónomos dependientes, y que esta relación laboral solo les ha aportado mayor precariedad e inseguridad.
Por otro lado están los empresarios, que aseguran que este es el modelo laboral más justo, pues sus negocios también se mueven en un mundo marcado por la inseguridad. Y en cierto modo tampoco les falta algo de razón. Lo que parece cada vez estar más claro es que las fórmulas laborales del pasado se están reinventando “solitas”. Pero hacen mucha falta políticos que vayan por delante y no por detrás de los acontecimientos, y sepan y quieran dar una respuesta justa para todas las partes.
Pero si los comparamos con los autónomos “a secas” sí que el autónomo dependiente tiene algunas ventajas, por ejemplo, tiene paro si cesa la actividad, tiene derecho a recibir una indemnización, tiene derecho a 18 días de vacaciones (cosa que no entiendo, pues si es autónomo debería él fijar la cantidad de sus vacaciones), tiene descuentos en los pagos de la Seguridad Social si es menor de 30 años y tiene permiso de maternidad. Creo sinceramente que quien ha legislado esto no tiene ni idea de lo que debiera de ser un autónomo pues todo parece indicar que creen en la figura del autónomo como una salida fácil para precarizar aún más las relaciones laborales y evitar costes empresariales. En ningún caso parece que se esté pensando en el autónomo como un pequeño empresario.
Si nos fijamos en cuales son las obligaciones del autónomo dependiente nos daremos cuenta de cuan de verdad es esto. El autónomo dependiente no puede tener trabajadores a su cargo ni subcontratar los trabajos que se le encarguen y tiene que contar con infraestructura propia. Está claro ¿no?