Llevamos semanas inmersos en una situación inusual que ha alterado enormemente nuestras prioridades. Somos la primera y única generación que hemos asistido en la historia a algo que sencillamente parecía imposible.
abril 2020
¿Estamos preparados para la post pandemia?
Eduardo Sartelli, en su columna semanal en Código de Barras, charló sobre la situación política y económica que se transitará una vez concluida la pandemia. De manera contraria a lo que se puede llegar a suponer es muy posible que, a nivel del mundo, los diferentes gobiernos salgan reforzados. Piensa él.
Sobre todo, -dice- los que privilegiaron el deseo de la población de no exponerse al Coronavirus en frente del anhelo del capital de seguir con la acumulación.
En el caso de la Argentina, por lo menos de momento, no se va a observar un estallido social vinculado al manejo de la crisis. A causa de la pandemia, Alberto Fernández se vio, en determinado punto, favorecido pues el éxito inicial de las medidas tomadas para prevenir el virus le ha dado a su gobierno una fuerza que ya antes no tenía.
Del mismo modo, lo proveyó de una meta específica por el hecho de que hasta hace poco su administración no era más que un “macrismo con lenguaje inclusivo”, eje de una coalición que se desarmaba por doquier.
Si se examinan las encuestas nacionales se puede estimar de qué manera la imagen del presidente sube en los instantes en que toma medidas que fortalecen la cuarentena, y de qué forma los indicadores bajan desde que se asevera que se va a decantar por una flexibilización.
A pesar de que Alberto afirma que se llevará a adelante una cuarentena más restrictiva, en la práctica lo que hace es levantarla de forma lenta. Poco a poco, se marcha dejando que más personas salgan a la calle con la confección de nuevas listas de actividades consideradas esenciales.
Aun, este contexto es el que le ha tolerado formar una nueva alianza de gobierno. El día de hoy el eje de la gobernabilidad del país pasa por la coalición Alberto Fernández – Horacio Larreta. Por su lado, Axel Kicillof está tomando medias que lo transforman en un Bolsonaro hecho y derecho.
Últimamente, el gobernante de la Provincia de la ciudad de Buenos Aires al lado de Maira Mendoza refrenaron a un conjunto de obreros del frigo Penta, al mejor estilo macrista. En esta situación, Alberto juega a “gran Néstor” optando por la situación “yo no refreno, pongo plata”.
Por medio de los intendentes y los movimientos sociales, de forma lenta se va armando una red albertista en esta zona de la Provincia. Esta coyuntura política, le ha tolerado a Fernández conformarse por vez primera en un Jefe de Gobierno.
El inconveniente de Alberto no es tanto la pandemia, sino más bien lo que viene después. Cara a final de año, se va a encontrar con una situación exageradamente compleja en términos económicos, con una tasa de desocupación muy elevada y una hiperinflación.
A esto se le suma, que va a resultar realmente difícil salir a vender en el mercado mundial. Y lo que se creía que iba a salvar al país, o sea, Vaca Fallecida, tendrá que ser subsidiado por no ser viable. Probablemente numerosos países se vean perjudicados por inconvenientes de control social. Mas, en Argentina eso significa un dos mil uno en puertas.
