¿Quién teme a las MUDANZAS? El arte de mudarse sin perder la cabeza con MUDANZAS DUPARCQ.
Cuando se trata de MUDANZAS DUPARCQ, el caos se convierte en método 🛻✨
Y es que hacer una mudanza no es solo mover cajas: es cambiar de vida, cruzar un umbral, desmontar lo conocido para construir otra versión de uno mismo. Y hacerlo en Canarias, con ese mar de por medio que separa y une al mismo tiempo, ya es otra liga. Por eso hay nombres que brillan en el mapa con luz propia, como el de Mudanzas Duparcq, que lleva más de cuarenta años convirtiendo la ansiedad del traslado en algo que, sorpresivamente, puede rozar lo placentero.
Las mudanzas en las palmas no son un simple cambio de dirección, son un pequeño terremoto personal. Uno de esos momentos en los que la vida se pone patas arriba, donde todo —desde el tenedor más olvidado hasta el sofá heredado— debe encontrar su nuevo lugar en el mundo. Y ahí es donde empieza la verdadera odisea: elegir en quién confiar todo eso que no cabe en una maleta, pero que pesa más que cualquier equipaje. Porque mudarse no es mover objetos, es desplazar emociones encajonadas.
Yo aprendí esa lección cuando me tocó enfrentarme a una de esas mudanzas en Las Palmas que no se olvidan. Lo que parecía una tarea logística acabó siendo una especie de viaje interior con sobresaltos, sudores y un catálogo de imprevistos dignos de una novela. Pero también fue el momento en que descubrí que, si estás en la isla y no quieres perder la cabeza —ni tus pertenencias—, hay un nombre que resuena por encima del resto: Mudanzas Duparcq. Porque no todos saben mover una casa sin desarmarte a ti en el proceso.
No lo digo por decir. Una vez conoces cómo trabajan, entiendes por qué han sobrevivido a todos los vaivenes del sector. Y es que Duparcq no solo traslada muebles: también traslada promesas, secretos, recuerdos, errores embalados con cinta marrón y nuevos comienzos. Y lo hacen con un nivel de seguridad que muchos bancos envidiarían. Desde transportes en Gran Canaria hasta traslados de oficinas dignos de una operación quirúrgica, lo suyo no es mudarse, es migrar con dignidad.
«Mudarse no es huir, es reordenar la vida desde otra esquina»
Mudanzas Duparcq nació cuando mudarse aún era sinónimo de caos, cuando nadie usaba guantes de nitrilo para cargar un sofá, ni había GPS en las furgonetas. En aquel tiempo, fiarte de una empresa de mudanzas era como dejarle tus hijos a un desconocido sin referencias. Pero ellos empezaron con algo distinto: la obsesión por la planificación. Antes de mover un tornillo, te hacen una visita gratuita, evalúan el terreno, miden los ascensores como si fueran neurocirujanos y se aseguran de que cada caja sepa a dónde va, incluso antes de estar cerrada.
Eso ya es una promesa. Pero también una advertencia. Porque si no estás preparado para esa eficiencia quirúrgica, puedes sentirte fuera de lugar. ¿Un ejemplo? Un amigo mío, maniático del orden, tuvo que reconocer que jamás había visto a nadie embalar con tanta meticulosidad como ellos. Dijo que le daba vergüenza su propio sistema de etiquetas. A veces, el profesionalismo intimida.

Y no es solo por fuera. Las instalaciones de Guardamuebles Las Palmas de Duparcq son como el Fort Knox del trastero. Videovigilancia 24/7, control de acceso, inventarios dignos de un museo y estructuras metálicas que aíslan el interior como si protegieran obras de arte… que, en algunos casos, lo hacen. ¿Quién iba a pensar que almacenar un colchón podría sonar tan glorioso?
“Donde otros ven cajas, ellos ven biografías encapsuladas”
La clave está en el detalle. Los objetos no se almacenan, se preservan. Ya sea una estatua familiar, un archivo empresarial confidencial o una moto vintage que parece haber salido de un cómic, todo tiene su protocolo. En el traslado de oficinas, cada expediente tiene su lugar, cada documento se guarda en silencio, casi con respeto eclesiástico. Y si hablamos de confidencialidad, en Duparcq no solo prometen, blindan. He visto menos seguridad en ciertos despachos de abogados.
Pero también hay poesía en el músculo. Mover una caja fuerte no es simplemente levantar peso. Es entender cómo se comporta un objeto que pesa más que un coche pequeño. Y ahí entra su flota de maquinaria especializada: grúas, plataformas elevadoras, camiones con suspensión hidráulica. He visto pianos volar en manos de Duparcq con más gracia que una bailarina en el Bolshói. Transportes en Gran Canaria a ese nivel son otra liga.
Y si alguna vez tienes que enviar algo a la Península, su servicio de Mudanzas Canarias Península es como una red de salvamento logístico. Ellos conocen cada papeleo, cada puerto, cada truco. Porque entre Canarias y la Península no solo hay agua, también hay burocracia. Pero ellos nadan entre papeles como delfines entre las olas.
Cuando una mudanza se convierte en un acto de fe (y algo de suerte)
¿Y qué dicen los que ya pasaron por sus manos? Pues aquí hay de todo, como en botica. Gente que alaba su profesionalidad con lágrimas en los ojos y algún que otro cliente que se queja de la lentitud en las respuestas de presupuesto. Pero, ¿qué empresa perfecta no existe solo en las fantasías corporativas? La verdad es que la reputación de Mudanzas Duparcq es sólida. Y eso no se consigue sin un compromiso brutal con lo que se hace.
Yo, personalmente, no puedo dejar de admirar su mezcla de precisión militar y calidez humana. No es solo que sepan lo que hacen, es que lo hacen con un tipo de respeto casi extinto. El respeto por tus cosas. Que, al final, es una forma de respetarte a ti.
“Lo urgente puede esperar, lo importante se protege”
Eso sí, no son baratos. Pero ¿quién quiere barato cuando está trasladando su vida entera? Hay cosas que no admiten rebajas, como el cuidado, el orden, la seguridad. O la posibilidad de que tus vinilos lleguen sin una sola grieta a su nuevo altar.
En una época donde todo es inmediato, donde la mayoría de las empresas van como pollos sin cabeza, es reconfortante toparte con una que todavía cree en hacer las cosas bien. Y no solo bien: impecables. Esa es la palabra que me viene a la cabeza cuando pienso en mi experiencia con ellos. Impecable. Aunque, claro, también un poco inquietante. Porque una mudanza tan perfecta te hace replantearte si no has sido tú el que siempre ha empaquetado mal tu vida.
¿Y si mudarse no es perder, sino saber soltar?
Quizás por eso, los servicios de Duparcq no se sienten como un trámite, sino como un ritual. Como una especie de despedida íntima, casi mística, de los objetos que has acumulado. Porque ellos no solo embalan cosas, embalan etapas. Y lo hacen sin dramas, pero con el cuidado que merece cada historia.
En mi caso, después de la mudanza, sentí algo extraño. Como si mis pertenencias me hubieran perdonado por haberlas dejado. Puede sonar exagerado, pero cuando ves con qué mimo han sido tratadas, empiezas a pensar que los objetos también tienen memoria. Y que Duparcq sabe leerla.
Y ahora, cada vez que alguien me habla de mudarse, le lanzo una pregunta cargada de doble filo:
¿Vas a mudarte o vas a confiar tu vida a cualquiera?
“Mudarse con cuidado es una forma de quererse mejor”
«La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.” (Proverbio tradicional)
“Mudanzas Duparcq no embala cajas, embala futuros con precisión”
MUDANZAS DUPARCQ no es solo una empresa de mudanzas. Es una idea que se mueve, se guarda, se protege. Es una historia de cuatro décadas cargando con lo que otros no saben cómo empezar a soltar. Y lo hacen sin aspavientos, con eficacia y con una elegancia tan sencilla que asusta.
Así que si estás en Las Palmas, o en cualquier rincón de Gran Canaria, y necesitas moverte sin perderte, ya sabes a quién llamar.
¿Y tú? ¿Aún piensas que una mudanza es solo mover cosas?