JOHNNY ZURI

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Aspectos clave a considerar al alquilar un equipo de oxígeno domiciliario

Alquilar un equipo de oxígeno para uso domiciliario es una decisión que requiere información clara y una evaluación precisa de las necesidades del paciente. Este tipo de tratamiento suele indicarse en casos de enfermedades respiratorias crónicas como EPOC, fibrosis pulmonar, insuficiencia respiratoria o recuperación postquirúrgica. La oxigenoterapia permite mejorar la calidad de vida al mantener niveles adecuados de oxígeno en la sangre sin necesidad de hospitalización.

Uno de los dispositivos más solicitados es el concentrador de oxígeno portátil, debido a su practicidad y capacidad de ofrecer movilidad a personas que lo requieran de forma suplementaria. Este equipo filtra el aire del ambiente y concentra el oxígeno, entregándolo de manera continua o intermitente, según prescripción médica. Es ideal para pacientes activos o que necesitan trasladarse fuera del hogar, ya que funciona con baterías recargables y es más liviano que otros sistemas.

Aspectos clave a considerar al alquilar un equipo de oxígeno domiciliario 1

El alquiler de un concentrador presenta múltiples beneficios, especialmente para quienes no requieren el equipo de forma permanente. Entre sus principales ventajas se encuentra la posibilidad de acceder a tecnología moderna sin asumir el costo total de compra. Además, permite actualizar el equipo si cambian las necesidades o si surgen nuevas opciones más eficientes. También brinda asistencia técnica incluida, lo que garantiza el mantenimiento y el buen funcionamiento del dispositivo durante todo el período de uso.

Antes de alquilar un equipo, es fundamental contar con una indicación médica precisa que detalle el flujo requerido, la frecuencia de uso y si se necesita el dispositivo solo para reposo o también para actividades cotidianas. Esta información orienta sobre el tipo de equipo más adecuado, ya sea un concentrador fijo para uso en el hogar o un modelo portátil que permita desplazamientos. También es importante confirmar si el paciente lo necesitará durante la noche, lo que puede requerir un equipo con mayor autonomía.

El proveedor del equipo debe estar debidamente autorizado y contar con experiencia en el rubro. Es recomendable verificar que ofrezca asistencia técnica permanente, instalación del dispositivo en el domicilio, capacitación para el usuario y seguimiento. Algunos proveedores también incluyen la reposición de filtros, mantenimiento preventivo y la posibilidad de cambiar el equipo si presenta fallas.

Además del equipo en sí, es necesario contar con los accesorios adecuados: cánulas nasales, tubos de conexión, humidificadores y, en algunos casos, mascarillas. Todos estos elementos deben ser compatibles con el modelo arrendado y estar en condiciones óptimas de higiene y funcionamiento. Los repuestos deben renovarse según las recomendaciones del fabricante o del profesional tratante.

Otro aspecto importante es la disponibilidad de respaldo eléctrico si el concentrador funciona conectado a la red. En zonas donde pueden producirse cortes de energía, se debe considerar un cilindro como soporte temporal o consultar por equipos con batería externa adicional. La seguridad del entorno también es clave: no fumar cerca del dispositivo, mantenerlo alejado de fuentes de calor y asegurar una buena ventilación en el espacio donde se ubica.

“Contar con un equipo portátil en casa no solo implica disponer del dispositivo, sino también adaptarse a su uso cotidiano”, comentan en Alquila tu Oxígeno. Es fundamental que el paciente y su entorno estén bien informados sobre su funcionamiento, cuidados y medidas de seguridad. La correcta utilización del equipo es clave para obtener los beneficios esperados del tratamiento y evitar complicaciones.

Disponer de oxigenoterapia en el hogar representa un avance importante en el tratamiento de enfermedades respiratorias. Permite mayor autonomía al paciente y reduce la necesidad de hospitalizaciones prolongadas. Con una buena orientación médica y un servicio técnico confiable, es posible incorporar este tipo de apoyo terapéutico con tranquilidad y eficacia en la rutina diaria.

 

La consultoría energética como herramienta clave para la eficiencia empresarial

 

El aumento sostenido en los costos de energía ha llevado a muchas organizaciones a revisar sus estrategias de consumo. Esta revisión no solo apunta a mejorar el rendimiento de sus instalaciones, sino también a adoptar medidas que permitan un uso más eficiente de los recursos. La gestión energética se ha convertido en un aspecto central para evitar pérdidas económicas y cumplir con los estándares actuales.

La consultoría energética ofrece un enfoque estructurado que permite a las empresas detectar áreas de mejora. Mediante auditorías y análisis técnicos, este tipo de asesoría contribuye a establecer planes de acción concretos. La metodología aplicada facilita la identificación de ineficiencias y proporciona lineamientos para avanzar hacia objetivos de sostenibilidad.

La consultoría energética como herramienta clave para la eficiencia empresarial 2

Uno de los elementos que más peso ha ganado en este proceso es el cumplimiento normativo. Las regulaciones están diseñadas para promover prácticas que minimicen el impacto y fomenten un uso más responsable de los recursos. Las organizaciones que no se adaptan a estas exigencias pueden enfrentar sanciones y daños a su reputación. En este punto, el rol de la consultoría es acompañar a las empresas en la adecuación a la normativa vigente y en la mejora continua de sus indicadores de desempeño.

El proceso de transición hacia prácticas sostenibles ya no se limita al uso de tecnologías limpias. También implica revisar la cultura organizacional y cómo las decisiones se integran en la operación diaria. Las empresas comienzan a reconocer que sus acciones son observadas tanto por los clientes como por otros actores sociales. Por este motivo, adoptar medidas de eficiencia se vuelve no sólo una obligación técnica, sino también una oportunidad para reforzar su posicionamiento en el mercado.

Otra de las tendencias en expansión es el uso de herramientas de análisis de datos aplicadas al consumo. Estos sistemas permiten hacer un seguimiento en tiempo real y detectar patrones de comportamiento. La información recolectada se convierte en una base sólida para ajustar procesos, reducir gastos y tomar decisiones informadas. La optimización se plantea como una meta alcanzable cuando se cuenta con datos precisos y asesoría técnica.

Además, el componente humano es clave en este tipo de procesos. Promover la participación de los empleados en las acciones de ahorro energético puede generar cambios internos relevantes. La capacitación y la concientización sobre el impacto del consumo permiten que los equipos incorporen prácticas eficientes de manera constante. Las iniciativas que integran a todos los niveles de la organización suelen tener mejores resultados a largo plazo.

La implementación de tecnologías también ocupa un lugar destacado. Soluciones como sistemas de gestión, paneles solares, iluminación eficiente o automatización de procesos se utilizan cada vez con mayor frecuencia. “Estos recursos no solo buscan reducir costos operativos, sino también mejorar la imagen institucional frente a una sociedad cada vez más atenta al desempeño ambiental de las empresas”, explican desde Garuda Consulting.

El escenario actual muestra un interés creciente por parte del sector privado en adoptar medidas de eficiencia. Las compañías que incorporan asesoramiento especializado y desarrollan políticas claras logran reducir su impacto y adaptarse a las nuevas exigencias del mercado. Esta combinación permite avanzar hacia una operación más sostenible y competitiva.

En definitiva, el desarrollo de políticas energéticas bien estructuradas y el acompañamiento de profesionales especializados son elementos claves en la transición hacia un modelo más eficiente. La colaboración entre consultoras y organizaciones permite establecer una hoja de ruta clara, con acciones medibles y resultados concretos. En ese marco, la consultoría energética se presenta como una herramienta estratégica para enfrentar los desafíos actuales en materia de consumo y sostenibilidad.

 

Miles de coches Citroën y DS atrapados por un fallo mortal

¿Qué esconden los airbags de Citroën que obligan a no conducir? Miles de coches Citroën y DS atrapados por un fallo mortal

Estamos en pleno 2025 en el Reino Unido, y más de 100,000 vehículos Citroën y DS están bajo una orden de “no conducir”. Una frase que suena exagerada hasta que uno descubre el motivo: airbags capaces de estallar como granadas y lanzar metralla dentro del habitáculo. La noticia no es un rumor de garaje, es un aviso oficial tras un accidente fatal en Francia. Y lo peor: no hablamos de un detalle menor ni de un capricho burocrático, sino de una amenaza real.

El fabricante Stellantis, con la DVSA vigilando cada paso, ha ordenado a los dueños de C3, DS3, C4, DS4 y DS5 que aparquen el coche, retiren la llave y esperen a que un técnico cambie el corazón defectuoso del sistema de seguridad. La palabra clave es airbag, y hoy se convierte en la ironía más amarga del mundo del motor: ese cojín inflable que debería salvarte la vida puede convertirse en verdugo.

“Un airbag que explota hacia ti no es seguridad, es ruleta rusa.”

Miles de coches Citroën y DS atrapados por un fallo mortal 3

Origen: ‘Code red’ recall for ANOTHER 10,000 cars in UK over worrying ‘explosion’ fault

El origen de una bomba escondida

Hace años que los infladores Takata rondan como un fantasma en la industria. Son piezas diseñadas para hinchar la bolsa de aire en milésimas de segundo, pero cuando la química interna se degrada con el tiempo, pueden estallar de forma violenta. No hablamos de simples fallos: hablamos de trozos de metal atravesando un salpicadero como cuchillas voladoras.

El caso de Francia, con una muerte confirmada, fue la chispa que encendió la mecha. Y como siempre ocurre en estos dramas mecánicos, la reacción llega tarde para algunos y demasiado rápido para miles que ahora ven sus coches convertidos en estatuas de jardín. La diferencia entre una reparación preventiva y una tragedia es, literalmente, cuestión de segundos.

La pesadilla logística del “stop-drive”

El término “recall” suele sonar burocrático, una carta que invita a pasar por el taller. Pero esta vez no. Este es un “stop-drive” en toda regla, lo más parecido a un arresto domiciliario para un coche. Nada de llevar a los niños al colegio, nada de escaparse a la compra, ni siquiera conducir hasta el taller. Si quieres reparación, alguien debe ir a ti o remolcar el vehículo.

La promesa del fabricante es rápida y clara: piezas de repuesto, red de talleres ampliada, incluso técnicos móviles que cambian el airbag frente a tu casa. Sin embargo, la realidad es más áspera. Propietarios esperando semanas, reservas de taller canceladas a última hora, y la ansiedad de depender de taxis o transporte público mientras tu coche duerme en la acera como un enfermo en cuarentena.

“Un coche parado no es un coche, es una jaula cara con ruedas.”

Lo que la ley y las aseguradoras susurran

La advertencia no es un simple consejo paternalista. Si un conductor ignora el aviso y tiene un accidente, la aseguradora puede darle la espalda sin pestañear. Y peor aún, la justicia puede intervenir: manejar un vehículo oficialmente declarado inseguro es como llevar un cuchillo en el asiento del copiloto. La excusa del “solo iba al taller” no funciona aquí.

El Gobierno lo recuerda en su página oficial: usar el coche bajo esta orden no solo es imprudente, es ilegal. Y si el siniestro incluye a terceros, el coste podría arruinar vidas más allá de la del propietario.

¿Y los derechos del conductor atrapado?

Aquí viene la parte donde la teoría choca con la práctica. En teoría, Stellantis promete apoyo de movilidad: coches de cortesía, taxis reembolsados, reparaciones a domicilio. En la práctica, muchos dueños cuentan que el apoyo llega tarde, mal o nunca. Por eso, la recomendación es simple: exigirlo por escrito, guardar cada recibo, presionar al concesionario y, si hace falta, recordar que el consumidor tiene derecho a un coche “de calidad satisfactoria” en el momento de la compra.

Algunos incluso descubren que el coche que compraron recientemente en un concesionario de segunda mano ya estaba bajo orden de “no conducir” sin que nadie lo mencionara. Y ahí la batalla legal puede cambiar de carril: ¿era legítima la venta de un coche con un defecto mortal conocido?

Entre la paciencia y la incertidumbre

El cambio del airbag, en sí mismo, no es un procedimiento titánico. Un técnico puede reemplazarlo en cuestión de horas. El problema está en la escasez de piezas, la saturación de talleres y la enorme lista de espera. Para acelerar, Stellantis ha permitido que también los talleres Peugeot metan mano en los Citroën y DS, una especie de alianza improvisada para apagar el fuego.

Mientras tanto, algunos propietarios aceptan soluciones provisionales, como recibir un volante con logotipo distinto al de su modelo, con la promesa de un cambio estético más adelante. Otros simplemente esperan, resignados, mirando cada día al coche inmóvil como quien mira un reloj parado.

El eco de un escándalo mundial

No es la primera vez que los airbags Takata sacuden al planeta del motor. Décadas atrás, millones de vehículos de distintas marcas —desde Honda hasta BMW— pasaron por un vía crucis similar. El recuerdo aún late: una de las mayores crisis de seguridad en la historia del automóvil. Y sin embargo, aquí estamos otra vez, con los mismos infladores, con el mismo miedo escondido detrás del volante.

El conductor moderno descubre así que la seguridad absoluta no existe, que hasta el invento diseñado para amortiguar la muerte puede ser un enemigo silencioso. La paradoja es cruel y a la vez fascinante: confiamos ciegamente en máquinas llenas de explosivos cuidadosamente calibrados.

Un consejo de supervivencia práctica

¿Qué debe hacer el afectado? Detener el coche, comprobar el VIN en la página oficial, llamar al concesionario y exigir reparación o movilidad. Y, si se prevé una larga espera, tramitar un SORN para recuperar parte del impuesto de circulación mientras el coche descansa. Todo documentado, todo guardado. Porque en estas batallas, el papel —y hoy, el correo electrónico— es más fuerte que el motor.

“El que avisa no es traidor, es aliado.” Eso dice un refrán antiguo, y aquí cobra sentido. El fabricante avisa, pero depende del dueño protegerse de la burocracia y del calendario.


“Un airbag defectuoso no es un fallo técnico, es un pacto roto con la confianza.”


El tiempo es un juez implacable

“La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.” (Proverbio tradicional)

La mecánica como espejo de la vida

“Lo esencial es invisible a los ojos.” (El principito, Antoine de Saint-Exupéry)


La pregunta que queda flotando es sencilla y cruel: ¿cuántos otros coches guardan secretos parecidos, esperando su momento para recordarnos que la seguridad no es un destino, sino una negociación constante con la tecnología?

CORTEX de Galvion: el casco que convierte la cabeza en un centro de mando

CORTEX de Galvion cambia las reglas del combate inteligente ¿Es este el casco que convierte la cabeza en un centro de mando?

Es primavera de 2025 y, entre el bullicio eléctrico de una feria militar, el CORTEX de Galvion brilla como un artefacto de otro tiempo que se adelanta a su época. Lo llaman sistema “headborne” inteligente, pero lo que en realidad hace es subir el cerebro táctico del soldado a la frente, literalmente. Un pequeño módulo que piensa, habla y ve por ti… mientras tú sigues mirando al enemigo, no a una pantalla.

Imagino a un operador de fuerzas especiales ajustándose el casco antes de saltar de un vehículo. No hay tablet en la mano ni mapa arrugado en el bolsillo: la información —rutas, objetivos, amenazas— flota en su campo visual como si fuera un susurro digital. Esa es la promesa de CORTEX: que la conciencia situacional deje de depender de la memoria y los dedos para convertirse en un acto reflejo. “Lo que antes se escondía en el chaleco ahora respira en tu cabeza”, me dice un ingeniero de Galvion con media sonrisa.

el casco que piensa por sí mismo sin robarte el control

CORTEX no es un accesorio más. Es un ecosistema: un módulo de cómputo con su propia batería, ejecutando un Android hecho a medida para la misión. No necesita mirar constantemente al EUD porque sabe trabajar solo. Si el equipo de comunicaciones o el sensor térmico hablan en USB, ISW, Bluetooth o Wi-Fi, CORTEX escucha. Y lo integra todo en su red interna, como un mayordomo digital que nunca olvida nada.

El detalle casi poético está en el conector VAS, tan discreto que parece un adorno, pero capaz de detectar automáticamente visores, NVGs o HUDs y añadir realidad aumentada sobre la escena real. “Si el objetivo está detrás de aquel muro, lo verás en el mismo lugar donde está el muro”, explican. Sin recalcular mentalmente, sin perder medio segundo precioso.

Y no, no es un invento para amantes de pantallas táctiles: en la sien hay cuatro botones físicos, sólidos, que se sienten como los de una radio militar clásica. Con ellos navegas funciones críticas sin tocar cristal alguno. Retro en el gesto, futurista en el resultado.

CORTEX de Galvion: el casco que convierte la cabeza en un centro de mando 4

del bolsillo al ojo con AlertCentr y ATAK

Aquí está la verdadera jugada maestra: AlertCentr, la aplicación propia de Galvion, se lleva de maravilla con el veterano ATAK. En la práctica, esto significa que el soldado ve en su visor los waypoints, las posiciones de aliados y enemigos, incluso la transmisión de un dron, y todo se controla con un toque en el casco. No hay que buscar el teléfono ni luchar contra una interfaz pequeña con guantes gruesos.

Además, cada operador puede decidir qué capa de datos quiere ver según la fase de la misión. Un perfil para avanzar, otro para asaltar, otro para vigilar. Esto no es solo comodidad: es supervivencia, porque la saturación de información mata tanto como una bala mal dirigida.

En cierto modo, AlertCentr es la prueba de que el mando y control —el famoso C2— ya no vive en una mochila ni en un centro de mando lejano. Vive en tu cabeza y responde a tus dedos.

un ecosistema abierto como arma secreta

A diferencia de otros sistemas que solo funcionan con su propia marca, CORTEX presume de tener puertos y “bridgeware” que aceptan casi cualquier cosa: sensores de pulso, estrobos, detectores láser, visores térmicos… Si el aparato habla un idioma estándar, CORTEX lo entiende. Y si no, su interfaz abierta permite que un tercero lo enseñe rápido.

Este detalle es clave para fuerzas con equipos mixtos, donde cada unidad puede llevar un casco diferente. Galvion lo ha pensado como un “one size fits all” para que la transición no cueste ni en dinero ni en entrenamiento.

Y, aunque no lo publiciten a gritos, el hecho de que lo hayan probado durante años con unidades de élite y clientes globales anónimos indica que no es un prototipo para feria: es un sistema que ya ha olido el polvo real.

energía y datos en un solo latido

Galvion no empieza de cero. Su serie Nerv Centr ya demostró que entendían de gestión de energía: monitorizar consumo, prever necesidades y alargar la autonomía en misiones largas. CORTEX es la evolución lógica: ahora no solo alimenta dispositivos, sino que los coordina y proyecta la información directamente ante tus ojos. Es como si la batería, el procesador y el visor se hubieran jurado fidelidad eterna.

¿y la seguridad?

En un campo de batalla digital, la cabeza también es un nodo de red. CORTEX lleva Wi-Fi y Bluetooth, lo que obliga a pensar en aislamiento de subsistemas y en arquitecturas a prueba de intrusiones silenciosas. No hay detalles públicos sobre su blindaje cibernético, pero si algo enseñan los ataques a UAVs es que el diseño seguro desde el hardware es la única garantía. Me pregunto cuándo veremos un CORTEX con particionado tipo seL4 o protocolos MAVLink blindados como estándar.

un guiño vintage hacia el futuro

No puedo evitar ver a CORTEX como el walkman táctico del siglo XXI: aquel reproductor que liberó la música de la sala de estar, pero en versión militar. La diferencia es que aquí no son canciones lo que llega a tus oídos y ojos, sino datos de vida o muerte. Y los botones físicos, resistentes, me recuerdan a cuando la ergonomía era cuestión de instinto y no de moda.

Lo próximo podría ser que los perfiles de misión se compartan como listas de reproducción entre operadores, que el hardening esté de fábrica y que aparezcan kits “plug and fight” para conectar cualquier gadget nuevo al casco en segundos. Un pie en la nostalgia de lo tangible, otro en el vértigo del mañana.


“Si tu cabeza ya piensa, que también decida”
“Los segundos ganados en combate no se recuperan, se evitan”

El poder del casco está en lo que no ves, sino en lo que sabes

CORTEX une energía, datos y visión en un solo gesto


Ahora me queda la pregunta inevitable: ¿en qué momento dejaremos de hablar de “equipamiento” para hablar de “extensiones del soldado”? Porque si la cabeza lleva su propio procesador, su HUD y su red de sensores… quizá el casco ya no sea solo protección, sino la verdadera mente exterior del combatiente. Y eso, amigos, cambia todo.

REDES 6G ya respiran entre antenas y algoritmos

¿REDES 6G cambian el juego o solo el lema? REDES 6G ya respiran entre antenas y algoritmos

Estamos en agosto de 2025 en España y REDES 6G se ha convertido en la comidilla técnica que divide sobremesas entre incrédulos y entusiastas 😊. REDES 6G no es un póster futurista colgado en el pasillo de un campus, sino un trabajo silencioso que avanza tornillo a tornillo, firmware a firmware. Y yo, que llevo años siguiendo este baile de frecuencias, confieso que me fascina el momento en que la radio deja de ser sorda y empieza a entender lo que oye.

“La antena ya no solo transmite, también aprende”.
“Si la señal tropieza, el modelo la levanta”.
“La pared deja de estorbar y se convierte en aliada”.

Arranco con una certeza provocadora que me acompaña desde hace tiempo. REDES 6G no es “más de lo mismo” con otro número. Es un salto de oficio, un giro de carpintería fina donde el material ya no es solo silicio y cobre, sino también datos que se pulen en tiempo real. Cuando hojeo hojas de ruta como el compendio de hardware clave de IDTechEx o me pierdo en el itinerario de tecnologías 6G de Nokia Bell Labs, veo el mismo dibujo repetido con diferentes trazos. La IA deja de atornillarse al final del proceso y pasa a tallar la madera desde la primera pasada. Y ahí cambia todo.

 

samsung doma el haz con metasuperficies y sub-thz en clave vintage

Hace tiempo me habrían tomado por bromista si hubiese dicho que una pared, bien entrenada, sabría “doblar” un rayo de radio como si fuera luz. Hoy Samsung no se ríe. Lo detalla con paciencia en su vitrina de comunicaciones de nueva generación y en análisis como el de Parola Analytics sobre patentes 6G. En el papel, su US 11,070,269 dibuja metasuperficies que forman haces y los dirigen con terquedad de relojero para pelear la atenuación feroz de las bandas más altas. En la mesa del laboratorio, junto a la Universidad de California Santa Bárbara, asoman las cifras que convierten el folio en hierro: 6,2 Gbps a 15 metros en 140 GHz, con arrays de 16 canales, 2 GHz de ancho de banda y beamforming que no tiembla. Si alguien necesita recordar que la ingeniería es artesanía, que mire esa demo narrada también en medios como Fedecámaras Radio. Me gusta porque no es humo, es tornillo.

El concepto que se afianza es sencillo y audaz. La pared deja de ser enemigo para convertirse en espejo obediente. Las Superficies Reconfigurables Inteligentes entran en escena como piezas de interiorismo radioeléctrico y se coordinan con el beamforming clásico. No es casual que la propia Samsung, en entrevistas técnicas recuperadas por RCR Wireless, insista en “preparar ya” los cimientos del 6G. El presente histórico tiene prisa.

REDES 6G ya respiran entre antenas y algoritmos 5

huawei y la idea de una red que siente como un sistema nervioso

A la otra orilla del tablero, Huawei no afina un módem sin más. Presenta un sistema nervioso distribuido que unirá lo físico con lo digital y lo biológico, una ambición que se rastrea en análisis de patentes como los de GreyB y en panoramas que describen su cuota aproximada del 35% en solicitudes 6G. No es un número caprichoso, es un músculo documental que, guste o no, marca agenda. En familias como CN117176294A y WO2023207969A1 se intuye el plan para mejorar transmisión, medir el canal con más finura y preparar el salto a bandas donde el aire, sinceramente, se pone puntilloso. Para quien quiera cruzar datos con geopolítica, piezas punzantes como el artículo de Fierce Network ayudan a entender por qué este terreno no es solo técnico.

Aquí mi manía de reportero me juega a favor. Cuando una red “siente”, la conversación cambia. Ya no es una autopista que cobra peaje en gigabits, es un organismo que percibe, decide y actúa. Suena solemne, pero cuando comparo esta línea con la visión ai-nativa de Nokia Bell Labs o la adaptive intelligence de Qualcomm, veo más coincidencias que grietas.

nokia bell labs convierte la interfaz aérea en artesano paciente

Los finlandeses parten de seis claves que repiten como un mantra afinado en laboratorio: interfaz aérea nativa de IA, arquitecturas cognitivas, conectividad extrema, red como sensor, espectro nuevo y confianza de base. Está contado con detalle en su página de tecnologías 6G y, para los curiosos del detalle, en la explicación de la interfaz aérea ai-nativa, esa que apunta a reducir hasta un 50% la energía frente a 5G en servicios comparables. No es eslogan, es matemática aplicada a la capa física con ayuda de NTT y DOCOMO en pruebas de concepto discretas y persistentes.

Además está el juguete que más titulares da, el “network as a sensor”. En espacios de pruebas como ARENA 2036, la red observa y dibuja el entorno con la misma señal que comunica. Se vuelve “sexto sentido digital”, dicen con sobriedad nórdica, y lo interesante es que lo hacen sin romper la estética de ingeniero: menos grafitis y más gráficas. Para los que quieran sensaciones divulgativas, el programa neerlandés Future Network Services lo describe con gracia en su pieza sobre la red como sexto sentido.

terahercios y orgullo de taller del w-band al d-band

A partir de 100 GHz el aire cobra impuestos severos. Lo cuenta con frialdad quirúrgica la guía de THz de Rohde & Schwarz y asoman detalles finos en lecturas como el estado del arte en arXiv 2407.01957. Las bandas W y D son el nuevo oeste. A cambio de anchos de banda brutales hay que resolver absorción atmosférica y bloqueos físicos que convierten una mano humana en “muro de hormigón”. Y, aun así, se avanza. LG y KAIST se marcaron en 2023 una prueba a 500 metros que muchos daban por demasiado audaz para ese calendario, un ensayo del que corre literatura técnica y que impulsó ideas como las del dispositivo óptico sub-THz descrito en la US 11,032,009 recogida por Parola Analytics. No es “humo de feria”, es señal y espectro domados con paciencia.

redes ai-nativas más allá de la optimización de posdata

Aquí va la diferencia que me obsesiona. En 5G la IA era invitada a la cena. En REDES 6G es quien cocina. Qualcomm lo empaqueta con elegancia en su adaptive intelligence, donde algoritmos ML ajustan precodificación, SNR y consumo según el humor del canal. La ruta se extiende desde 5G-Advanced hasta el siguiente peldaño y se explica sin atajos en su página de investigación 6G y en resúmenes amenos como el de Telco Magazine sobre redes ai-nativas.

La misma idea cruza otros pasillos. ISAC —comunicaciones y sensado integrados— convierte el “ruido” en información de escena con la misma forma de onda. La red, por fin, ve. De paso, el consumo baja porque dejas de tirar vatios al aire como si fueras millonario del espectro. No me canso de repetirlo: si la capa física aprende, el resto de la red respira.

dmMIMO y ris la cocina de la cobertura imposible

Nada de listas, pensemos en imágenes. Varias antenas separadas escuchando al unísono, coordinadas como un coro que sube la capacidad en subida sin pedir otra torre ni otro alquiler de azotea. Esa es la gracia del MIMO masivo distribuido que Nokia viene defendiendo en su guía de 6G explicado. Y las RIS, esos paneles “obedientes”, rebotan o dirigen la señal hacia donde conviene. La propia Samsung ha dejado pistas en entrevistas y materiales de trabajo sobre cómo vestir las paredes para que el sub-THz no sea una rareza de laboratorio, sino un vecino frecuente de esquina.

“La ciudad se vuelve espejo de radio y mapa vivo a la vez”.

En esa frase cabe casi todo el futuro urbano que leo en informes y demos con detección y comunicación juntas. Es difícil no sonreír.

calendario institucional y dinero comprometido con nombres y apellidos

El reloj oficial también se mueve. 3GPP enciende el semáforo de 6G en 2025, con una primera especificación grande en Release 21 alrededor de 2028 y un horizonte comercial en torno a 2030. No hace falta creerme. La Comisión Europea lo pone negro sobre blanco en su página de políticas 6G y el Parlamento Europeo lo resume con claridad en su briefing EPRS 2024 sobre el camino a 6G que cualquiera puede leer con café en la mano (documento EPRS).

En el terreno nacional, China lo empuja desde su decimocuarto plan y Corea del Sur lo convierte en K-Network 2030 con su presupuesto ya asignado, coordenadas que aparecen una y otra vez en resúmenes de mercado como los de Technology Magazine y en el SNS-JU europeo, que detalla ambiciones y proyectos en su SNS Journal 2025. En Estados Unidos, la NTIA ha puesto por escrito su carta de navegación en “Plotting the Path to 6G”, un texto que me gusta por su mezcla de política industrial y suelo técnico que puedes leer en su propio blog de NTIA.

Mientras tanto, la industria amarra alianzas con sabor a década larga. NVIDIA se sienta con operadores, integradores y centros para construir radio ai-nativa desde el hardware hasta la arquitectura, algo que cuentan sin rodeos en su blog europeo sobre investigación 6G. Y en nuestro patio, Hexa-X —liderado por Nokia— hace de paraguas de I+D continental, relatado con calma en la página de Nokia sobre 6G explicado.

obstáculos que no se maquillan y oportunidades que merecen sudor

No hay milagros. Las señales THz se atenúan con ganas y cualquier objeto impertinente te desbarata el enlace. Hay que fabricar amplificadores más eficientes, antenas más baratas y semiconductores que no tiemblen a esas frecuencias, menesteres que cruzan estudios técnicos con números de mercado como el informe de Future Markets. En seguridad, Europa aprieta con arquitecturas de confianza, y documentos como el EPRS ya mencionado dejan claro que la privacidad y la resiliencia no pueden ser una nota al margen. Si además sumas detección y posicionamiento a la ecuación, la ciberseguridad gana más páginas y especialistas.

Aun así, el premio merece la caminata. Hablamos de holografía en tiempo real, XR que no marea, telemedicina de alta precisión y sistemas autónomos que reparten inteligencia entre dispositivo, borde y nube. Las ciudades podrán medirse solas y los gemelos digitales dejarán de ser una maqueta bonita para convertirse en herramienta diaria, tal y como dibujan panoramas divulgativos como el de Vation Ventures o artículos introductorios como el de NTI Soluciones sobre el futuro de la conectividad.

Aquí aflora mi debilidad por la historia. Hace décadas un “ladrillo” costaba un sueldo y pesaba casi un kilo, y ahora diseñamos redes que “ven” la esquina antes que nosotros. La tecnología tiene ese sentido del humor.

“La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.”

“Toda tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.”

una nota personal entre presente retro y mañana inevitable

Si cierro los ojos, veo tres escenas. Un banco de pruebas en Corea con un enlace THz que aguanta el tipo entre edificios. Un pasillo en California donde el beamforming parece un truco de manos hasta que miras el analizador. Un laboratorio europeo en el que el modelo del módem se recalibra solo porque ha aprendido a desconfiar de su propia confianza. REDES 6G reúne esas estampas y las pega en la pared con celo viejo, como si fueran fotos de familia. No hay épica gratuita. Hay humanismo técnico y ganas de hacer que las máquinas escuchen mejor para que nosotros podamos vivir con más libertad y menos latencia.

Y sí, cuando se enciendan las primeras celdas comerciales hacia 2030, nos parecerá natural. Incluso aburrido. Pero a mí me gusta quedarme con el instante previo, cuando la idea todavía cruje y los ingenieros hablan como artesanos. Ahí está el encanto.

claves fuertes que me traigo en la libreta

REDES 6G será ai-nativa desde la capa física hasta el núcleo de red.
THz, RIS y DmMIMO son la trenza técnica para cobertura extrema.
La red como sensor convierte el “ruido” en mapa útil de la ciudad.
El calendario institucional aprieta con 3GPP ya en marcha y 2030 en el horizonte.

¿Preferimos una red que solo transporte o una que comprenda?

Yo, por si acaso, dejo sitio en la estantería para un módem que, además de sincronizar, piensa. Porque el futuro —con su guiño vintage y su hambre de bits— se escribe una señal terahertz a la vez.

Madrid vive el futuro del asesoramiento en seguros

¿Está Madrid viviendo el futuro del asesoramiento en seguros? Taller de Seguros marca un antes y un después en el sector asegurador

Es el presente, en una Madrid que late entre cafés de barrio y servidores en la nube, y el asesoramiento de seguros vive un momento que parece salido de una novela de anticipación. En un rincón de la ciudad, Taller de Seguros combina la calidez de la atención personal con la precisión quirúrgica de las herramientas digitales más avanzadas. Aquí no hay comisiones escondidas ni letra pequeña disfrazada: solo un modelo que convierte la transparencia en su bandera y que entiende que proteger lo que importa empieza por hablar claro.

¿Está Madrid viviendo el futuro del asesoramiento en seguros? Taller de Seguros marca un antes y un después en el sector asegurador
¿Está Madrid viviendo el futuro del asesoramiento en seguros? Taller de Seguros marca un antes y un después en el sector asegurador

En este nuevo escenario, el asesoramiento de seguros deja de ser una transacción fría para convertirse en una experiencia híbrida, donde el contacto humano se mezcla con auditorías digitales, inversiones alternativas y talleres de educación financiera que se disfrutan como si fueran charlas de sobremesa. Antonio R. Ruíz, con más de dos décadas de experiencia, ha decidido que el futuro del sector no está en reemplazar lo humano, sino en potenciarlo, y lo está haciendo desde Madrid con una propuesta que rompe esquemas y despierta curiosidad incluso entre los más escépticos.

La primera sorpresa es su promesa de transparencia total. Antonio R. Ruíz, el capitán de esta nave, lleva más de 25 años navegando las aguas a menudo turbulentas del sector asegurador. Y ha decidido dar un golpe en la mesa: aquí el asesoramiento es gratuito. Cero comisiones ocultas, cero letra pequeña disfrazada de letra grande. En un sector que históricamente ha hecho de la opacidad una virtud, esta actitud suena casi a herejía… o a aire fresco.

El punto curioso es que no venden esta transparencia como si fuera un discurso publicitario enlatado. La viven. La convierten en método de trabajo y en carta de presentación. “Las cosas no son siempre lo que parecen”, me confiesa Antonio con esa media sonrisa de quien ha visto demasiado desde dentro para seguir creyendo en cuentos de hadas corporativos.

un modelo que juega con el retro y el futuro

Su auditoría de seguros no es un simple repaso de pólizas. Es como pasar tu patrimonio por un escáner de última generación, capaz de detectar coberturas duplicadas, lagunas peligrosas y oportunidades ocultas. Todo se realiza a través de formularios digitales con seguridad de nivel quirúrgico. Lo paradójico es que, aunque la herramienta sea futurista, la atención conserva un tono humano, casi artesanal.

Luego está la consultoría en inversiones alternativas, un terreno que en otras manos podría sonar a humo, pero que aquí tiene una base sólida gracias a su alianza con Inversus Capital. Hablamos de hidrocarburos, inmobiliario, infraestructuras… Sectores que parecen pertenecer a un mundo de despachos de alto standing, pero que Antonio abre para cualquiera con la curiosidad suficiente para explorar.

Y si hay algo que demuestra que lo suyo no es postureo digital es su apuesta por la educación financiera. Ofrecen talleres online de dos horas que, en la práctica, son una clase magistral con el espíritu de un maestro de toda la vida. Se mezcla la inmediatez de la videollamada con el gusto por explicar despacio, con ejemplos, refranes y hasta anécdotas de clientes reales.

“la tecnología no es el futuro, es el presente que ya pasó”

Esa frase me la suelta Antonio cuando hablamos de cómo la IA y la digitalización están reconfigurando el sector. No habla como un fanático tecnológico, sino como alguien que ve la herramienta como un martillo: útil, poderoso… pero que por sí sola no construye nada.

El ADN digital de Taller de Seguros no se improvisa. La web cuenta con certificado SSL, el cumplimiento del RGPD es riguroso y la ciberseguridad no es un añadido, sino la base. También está la estrategia omnicanal: LinkedIn para los profesionales, WhatsApp para la inmediatez, email para lo formal. Una coreografía que responde a un cliente que quiere hablar desde donde le dé la gana.

Mientras otros aún discuten si la digitalización es una opción, aquí ya han asumido que es un camino sin retorno. Y en esa ruta han decidido no dejar atrás el toque humano, ese que las nuevas generaciones, por mucho que vivan en la nube, siguen valorando cuando se trata de su dinero y su seguridad.

el alma vintage en un cuerpo digital

Antonio no es un gurú de PowerPoint. Es un hombre que ha visto pólizas escritas a máquina y ahora programa auditorías con herramientas predictivas. Esa mezcla de pasado y futuro es su carta ganadora. El sector asegurador, saturado de corredores y corredurías que repiten las mismas fórmulas, necesita algo distinto. Y aquí está.

En un mercado donde casi la mitad de las primas se distribuyen a través de intermediarios, ellos deciden marcar distancia ofreciendo un modelo gratuito, claro y abierto. No pretenden ser todo para todos, pero sí una referencia para quien busque claridad sin sacrificar profesionalidad.

Lo más curioso es que esta apuesta por el futuro se apoya en una idea muy vieja: la información es poder. Poder para decidir, para comparar, para no dejarse engañar. En tiempos de escepticismo, esa filosofía no solo conquista clientes; crea relaciones duraderas.

«Porque proteger lo que importa nunca pasará de moda»

mirando hacia 2030

La visión es ambiciosa: democratizar el acceso a un asesoramiento premium que antes estaba reservado a grandes patrimonios. Incorporar tecnologías predictivas, personalización masiva y criterios de inversión responsable, sin perder el toque personal que da una conversación real.

Y aquí me surge la pregunta inevitable: ¿será posible mantener esa esencia humana cuando la IA sea capaz de simular la empatía a la perfección? Antonio cree que sí. Que precisamente en esa avalancha de algoritmos, el valor estará en quienes puedan ofrecer una mezcla equilibrada entre datos y trato personal.

Un proverbio antiguo dice: «La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.» En el mundo de los seguros, donde las prisas suelen favorecer a quien vende más que a quien compra, esta empresa ha decidido ir al ritmo que marca la comprensión, no la presión.

No sé si en unos años el sector entero habrá seguido este camino o si quedará como una rareza romántica en medio de la vorágine digital. Lo que sí sé es que, hoy, Taller de Seguros está escribiendo una página distinta en la historia aseguradora. Y, a veces, eso es lo único que hace falta para cambiar el curso de un mercado entero.

¿Quién dijo que el futuro tenía que ser frío y sin alma? Aquí está Madrid para demostrar lo contrario.

¿Pueden los aranceles del futuro aprender de su pasado?

Los aranceles siguen marcando el pulso del comercio mundial ¿Pueden los aranceles del futuro aprender de su pasado?

Estamos en agosto de 2025 y los aranceles vuelven a ocupar titulares, como si el mundo hubiera olvidado que cada vez que se suben demasiado, alguien termina pagando la fiesta… y no suele ser quien los impone. Pienso en ello mientras hojeo documentos sobre la “guerra del 10%” que Donald Trump ha desatado en su segundo mandato. En este tablero, las mercancías son fichas, las aduanas son trincheras y el reloj de la historia marca una hora conocida: la del proteccionismo con traje nuevo.

Hace tiempo que aprendí que los aranceles son como esas cicatrices viejas que reaparecen con el frío. Desde Palmira, con sus caravanas gravadas a golpe de cincel en piedra, hasta los actuales impuestos a los datos, siempre han sido la misma idea con distinto disfraz: cobrar por dejar pasar. A veces para financiar murallas, otras para blindar fábricas y, más recientemente, para amenazar con castigos digitales. “El comercio libre es un deseo; el comercio controlado, una costumbre”, pienso mientras repaso los pergaminos del pasado y las cifras del presente.

de caravanas y tablillas a la nube

La primera vez que vi una imagen de la losa de Palmira, pensé que era un menú de restaurante exótico. Allí estaban, tallados con paciencia, los precios que debían pagar quienes transportaban sedas, esclavos o perfumes a través del desierto. Era el año 137 d.C., y ya existía un sistema completo de tarifas diferenciadas, multas y excepciones. Si se cree que la burocracia nació con el Excel, basta con mirar esa piedra. Y antes incluso, en el Pireo ateniense, un modesto 2% sobre cada saco de grano financiaba trirremes y murallas. El puerto no solo cobraba, también obligaba a usar su ruta: una jugada de monopolio que haría sonreír a cualquier directivo moderno.

Roma, por supuesto, llevó esto a otro nivel. El portorium gravaba puentes, canales y puertas urbanas, y Augusto, siempre tan eficiente, añadió impuestos a herencias y tierras. Lo curioso es que este sistema híbrido no era solo recaudatorio: también servía para mantener el músculo militar. Porque nada protege mejor un impuesto que una legión en la puerta.

“Un peaje no es una barrera, es una invitación a pagar por el privilegio de pasar.”

En la Edad Media, los señores feudales no se conformaron con castillos: querían que cada rueda de carreta, cada cabeza de oveja y cada viajero extranjero dejara monedas en el puente. El derecho de pontazgo funcionaba como un arancel local, con descuentos para los “vecinos” y mordidas para los extraños. El resultado era doble: dinero para guerras y fortificaciones, y protección para los talleres locales frente a los tejidos que venían de lejos, como los paños flamencos.

¿Pueden los aranceles del futuro aprender de su pasado? 6

el arancel se viste de política

Con el mercantilismo, la tarifa dejó de ser un mero obstáculo y se convirtió en arma de Estado. España, en su monopolio colonial, hizo pasar toda la plata americana por Sevilla, imponiendo aranceles que encarecían la competencia extranjera. Inglaterra, más astuta, usó leyes como las Navigation Acts para encadenar a sus colonias al comercio metropolitano. Robert Walpole, por ejemplo, no dudó en subir aranceles al 50% mientras subsidiaba exportaciones: la versión del siglo XVIII de un juego de pinza que combinaba protección interna y expansión externa.

En Estados Unidos, los aranceles están en el ADN político. La Ley Arancelaria de 1789 fue apenas el segundo acto legislativo del nuevo Congreso, y no por casualidad. Alexander Hamilton veía en ese 5% plano sobre todas las importaciones una póliza de seguro industrial. Pero la historia norteamericana está llena de picos peligrosos: el “Arancel de las Abominaciones” de 1828 llevó a Carolina del Sur a amenazar con salirse de la Unión, y el Smoot-Hawley de 1930, en plena Gran Depresión, subió tarifas a niveles del 60%, provocando represalias en cadena y un desplome del 65% en el comercio mundial.

“Cada arancel alto cree ser un salvavidas; muchos terminan siendo un ancla.”

La segunda mitad del siglo XX fue el periodo de desarme arancelario, con el GATT como gran arquitecto. Estados Unidos bajó su promedio a menos del 4% en los noventa, y las cadenas globales de valor florecieron. Pero no duró para siempre.

la tarifa como joystick geopolítico

En el siglo XXI, los aranceles han vuelto a ser palanca de poder. Trump, en su primer mandato, impuso tarifas al acero y al aluminio alegando seguridad nacional, provocando represalias chinas sobre el sorgo y la soja. Ahora, en su regreso, ha lanzado un arancel universal del 10% a todas las importaciones, con recargos de hasta el 50% para países con los que EE. UU. tiene déficit. La OMC proyecta una contracción del comercio global y advierte sobre una fragmentación cada vez mayor. No es solo un pulso económico: es un mensaje político.

Y el campo de batalla ya no es solo físico. Las disputas por los Digital Services Taxes muestran que los aranceles han entrado en la economía de datos. Amenazas de un 25% sobre países que graven a las grandes tecnológicas demuestran que, en este terreno, el “puente” ya no es de piedra, sino de fibra óptica.

anatomía de un viejo recurso con trucos nuevos

Si uno pone en fila los grandes hitos arancelarios, ve siempre la misma partitura con variaciones: se empieza protegiendo, se sigue recaudando y se termina encareciendo. Palmira incentivó rutas alternativas, Atenas centralizó el grano, Estados Unidos en 1828 desató una crisis política, y en 1930 ahogó el comercio. Hoy, con un 10% base, el riesgo no es solo la inflación de insumos, sino que cada país quiera ajustar su propio muro a la altura del vecino.

Pero el futuro se perfila con ingredientes nuevos: aranceles climáticos que funcionan como ajuste de carbono en frontera; peajes urbanos que reviven el espíritu medieval en las islas griegas o en el centro de Nueva York; algoritmos de inteligencia artificial que ajustan tarifas en tiempo real según emisiones o riesgo laboral en la cadena. Lo retro y lo futurista, en una misma aduana.

un reloj que no deja de oscilar

Los aranceles empezaron siendo un peaje para cruzar un río y hoy gravan desde un contenedor chino hasta un paquete de datos que cruza el Atlántico en microsegundos. Lo que no cambia es su magnetismo para los gobernantes: son visibles, inmediatos y se venden como defensa nacional. El reto no es abolirlos —sería tan ingenuo como creer que las murallas medievales volverán a ser jardines—, sino aprender a usarlos como ventanas y no como muros.

Porque quizá el verdadero problema no es que el péndulo oscile, sino que olvidemos cómo se construyó el reloj. Y, como en toda crónica arancelaria, la pregunta que queda flotando es inevitable: ¿cuánto tiempo pasará antes de que un nuevo “arancel de las abominaciones” vuelva a enseñarnos la misma lección?

¿Están los seguros para tatuadores listos para el futuro inteligente?

¿Están los seguros para tatuadores listos para el futuro inteligente? Los seguros para tatuadores se enfrentan a su metamorfosis más salvaje

Es verano de 2025 en Europa, y mientras los turistas se tatúan constelaciones de puntos brillantes que miden su ritmo cardíaco, yo hojeo una póliza de responsabilidad civil que parece escrita en otro siglo. Los seguros para tatuadores, ese trámite aburrido y obligatorio, se han convertido en la nueva frontera de la ciencia, la salud y el arte. Y como suele pasar con los cambios importantes, nadie parece del todo preparado.

Estamos ante una tormenta perfecta: los tatuajes dejan de ser simples dibujos sobre la piel para transformarse en dispositivos biomédicos inteligentes. Pero los seguros siguen anclados en un mundo analógico, hecho de tinta, agujas y demandas por quemaduras. ¿Qué pasa cuando el tatuaje que causa una reacción alérgica no lleva tinta sino nanocables y sensores? ¿Quién paga si el tatuaje digital que mide tu glucosa falla y te provoca un coma? Spoiler: aún no hay respuesta.

Cada tatuaje será también un diagnóstico médico”, dice un amigo tatuador con media manga de biochips. No exagera. Lo que antes era arte marginal ahora es una rama de la medicina preventiva. Y si algo necesita seguros adaptados, es eso.

Origen: Crecen los tatuajes y piercings como formas de expresión y elección personal

El viejo mundo de las pólizas fijas y las agujas clásicas

No hace tanto, ser tatuador era sinónimo de riesgo legal constante. En España, por ejemplo, no puedes ejercer sin un seguro de responsabilidad civil profesional. Es ley. Te lo exige la normativa y te lo recuerda Hacienda si se te ocurre abrir un estudio sin cobertura. ¿Las cifras? Las pólizas rondan entre los 150.000 y 300.000 euros de cobertura, y cuestan algo más de 250 euros al año.

¿Están los seguros para tatuadores listos para el futuro inteligente? 7

La póliza tipo cubre lo obvio: infecciones, quemaduras, alergias, errores de diseño. También incluye la llamada “responsabilidad de explotación”, que protege frente a tropiezos con el mobiliario del estudio o clientes que se desmayan, se golpean y luego demandan. Y por si el cliente es especialmente litigante, también tienes defensa jurídica incluida. Es un seguro que protege al tatuador como si viviera en 2003.

Pero la aguja ha mutado. Y con ella, los riesgos.

Bienvenidos al circo cibernético de los smart tattoos

Cierra los ojos y piensa en esto: un tatuaje que cambia de color cuando tu nivel de glucosa sube. Otro que mide tu nivel de hidratación. Uno más que detecta cambios en tu postura y envía una alerta a tu médico si tienes problemas de columna. Suena a ciencia ficción, ¿no? Pues no. Es ciencia en presente.

Investigadores de Harvard y el MIT ya han desarrollado tintas biosensibles que reaccionan al pH, la glucosa o la temperatura corporal. En Turquía, algunos científicos han creado nanotatuajes que se comunican por Bluetooth con tu móvil sin necesidad de batería. Y en Corea del Sur se prueban parches electrónicos que hacen electrocardiogramas sobre la piel, tan livianos que no pesan ni tres gramos.

Tampoco nos olvidemos de los tatuajes con realidad aumentada. Con una app como InkHunter, puedes ver cómo te quedará un tatuaje antes de hacerlo. Pero más allá de eso, ya existen tatuajes que, cuando se enfocan con el móvil, se animan: se mueven, cuentan historias, lanzan notificaciones. Es como tener un TikTok tatuado en el brazo. Literalmente.

Y aquí llega el gran dilema: ¿cómo asegura uno algo así?

“Si tu tatuaje se conecta a internet, también puede ser hackeado”

La frase parece de película distópica, pero es un escenario muy real. Los tatuajes inteligentes están conectados. Y todo lo que se conecta, puede ser vulnerado. Imagina que alguien hackea tu tatuaje y falsifica tus datos biométricos. ¿Y si altera tus niveles de azúcar para engañar a tu smartwatch médico? ¿Y si roba tu ritmo cardíaco o tus patrones de sueño? Parece absurdo… hasta que deja de serlo.

Los seguros del futuro deberán cubrir riesgos cibernéticos personalizados, asociados a la salud y la identidad digital. Y esto nos lleva a otro abismo legal: ¿de quién es la culpa si un tatuaje falla? ¿Del tatuador? ¿Del software? ¿De la empresa que fabricó la tinta? ¿Del algoritmo?

Porque si hablamos de biosensores, la tinta ya no es solo pigmento. Es tecnología médica. El tatuador se convierte en técnico de instalación biológica. Y su seguro deberá cubrir todo eso.

“El arte se vuelve biología, la aguja se vuelve diagnóstico.”

Blockchain y contratos inteligentes: los seguros también evolucionan

La buena noticia es que el seguro también se está tatuando a sí mismo con tecnología. Con blockchain, los contratos inteligentes permiten procesar sin papeleos ni retrasos cualquier reclamación. Imagínalo así: si un tatuaje biosensorial falla y se activa un protocolo automático, el seguro detecta el fallo, verifica los datos en cadena y transfiere la indemnización sin intervención humana.

Las pólizas del futuro no solo protegerán. Vigilarán. Gracias a sensores integrados, sabrán si el tatuador cumple las normas de higiene, si el cliente ha seguido el post-tratamiento, si el fallo ha sido humano o técnico. Y todo se registrará, inmutable, en bloques de datos imposibles de manipular.

Así, el seguro deja de ser reactivo y se convierte en preventivo. Un sistema nervioso digital para un cuerpo artístico en constante mutación.

Entre lo retro y lo robótico: tatuajes que engañan al ojo

Lo más fascinante de esta historia es su ironía. Mientras los tatuajes se llenan de electrónica, muchos optan por diseños vintage que parecen salidos de una barbería de 1952. Anclas, chicas pin-up, calaveras de marineros. Pero dentro de esa estética retro se oculta el corazón de un cyborg.

Hay quien lleva tatuajes que parecen una rosa tradicional, pero que en realidad miden el nivel de estrés en tiempo real. Otros esconden chips capaces de detectar convulsiones. El cuerpo se vuelve una mentira hermosa: parece clásico, pero está lleno de ciencia oculta.

“Lo que parece arte es también algoritmo.”

El nuevo Olimpo asegurador: datos, salud y humanidad

En este nuevo ecosistema, los seguros para tatuadores ya no solo protegen la piel. Protegen la identidad, la salud, los datos y la reputación. Imagina estudios de tatuaje que deben cumplir protocolos de clínicas médicas. O aseguradoras que te reducen la prima porque tu tatuaje detecta signos vitales estables.

Sí, habrá seguros personalizados que se ajusten en tiempo real, como una tarifa dinámica. ¿Tu tatuaje dice que comes sano, duermes bien y no bebes? Premio: tu póliza se abarata. ¿Tu tatuaje indica niveles elevados de estrés y falta de sueño? Mala suerte: tu seguro se encarece. El cuerpo como aval. La piel como prueba.

“Tu salud ya no se mide en sangre. Se mide en tinta.”

¿Estamos preparados para tatuar el alma digital?

Quizá los pioneros del tatuaje —esos marineros ebrios, esos presos con agujas artesanales— jamás imaginaron que un día su arte se fusionaría con la inteligencia artificial. Pero aquí estamos. Las aseguradoras se ven obligadas a seguir el ritmo o morir entre cláusulas obsoletas.

Y mientras el tatuaje del futuro late sobre la piel con sensores y redes neuronales, los seguros deben dejar de mirar hacia atrás. Deben entender que ya no protegen a un artista con tinta. Protegen a un bioingeniero con bisturí digital.

La pregunta no es si esta transición ocurrirá. Es si ocurrirá a tiempo.

¿Te atreverías a tatuarte un algoritmo? ¿Y a asegurarlo?


“El cuerpo no miente, pero el código sí puede hacerlo.” (Máxima moderna)

“Más vale un tatuaje con seguro, que un juicio sin cobertura.” (Refrán apócrifo de estudio)

“La piel es memoria. La tecnología, olvido.” (Ensayo sobre tatuajes y futuro, 2023)


La industria del tatuaje se vuelve futurista, pero no deja de ser humana. El arte sigue siendo libre. Solo que ahora, también está asegurado.

El dispositivo de OpenAI es brillante o un fraude disfrazado

El dispositivo de OpenAI es brillante o un fraude disfrazado ¿Por qué el dispositivo de OpenAI incomoda tanto al futuro?


Estamos en el verano de 2025, en Estados Unidos, y el dispositivo de OpenAI parece un huevo alienígena que ha decidido ocupar nuestras mesas de trabajo. Blanco, ovalado, con un ojo negro que lo ve todo y una sonrisa muda dibujada por una línea de altavoz, este gadget promete convertirnos en semidioses conversacionales. O eso dicen. Porque a veces, cuando lo enciendo, siento más miedo que admiración. 😐

La primera vez que lo vi en acción, supe que algo iba mal. No era solo por su forma rara, ni por la manera en que respondía sin pestañear. Era por cómo los demás lo miraban. Con la misma mezcla de fascinación y recelo con que uno observa a un gato que sabe abrir puertas. El nuevo dispositivo de OpenAI quiere ser tu confidente, tu secretaria, tu memoria y tu cerebro adicional, todo en uno. Pero ¿qué ocurre cuando un gadget quiere ser más humano que tú?

La promesa hueca del dispositivo futurista

El artículo que publicó Utopian en Medium lanza una granada sin alfiler sobre la mesa. Afirma sin anestesia que el dispositivo de OpenAI está condenado. Que es una ilusión vendida en forma de huevo brillante. Que no tiene ni la utilidad, ni la autonomía, ni la capacidad de aprendizaje que se le atribuye.

Y no se equivoca del todo.

Su sistema depende del emparejamiento con un móvil, su batería es insuficiente para un día completo, y sus interacciones tienen lag. Sí, ese maldito lag. El mismo que arruina una videollamada o una discusión online, ahora también estropea una conversación con tu asistente personal. ¿Es esto lo que llaman inteligencia?

«Un huevo que escucha no es un oráculo. Es solo un huevo caro.»

La idea era bella: un asistente discreto, sin pantalla, sin adicciones visuales. Puro audio, puro pensamiento. Pero los humanos necesitamos fricción para sentir que algo tiene valor. Necesitamos cuerpo, peso, imperfección. Este dispositivo —tan suave, tan neutro, tan bienintencionado— se desliza entre las manos como un jabón de hotel. Y eso es peligroso, porque empieza a parecer innecesario.

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Origen: OpenAI’s AI Device Is Doomed

Cuando la tecnología quiere ser invisible y termina siendo irrelevante

Hay algo casi poético en el fracaso prematuro de este dispositivo. Se lanza en plena efervescencia de los wearables, en un mundo saturado de pantallas, y propone una interacción más natural. “Habla y se hará”. Pero lo que no dice es que hablarle al vacío requiere una fe casi religiosa. Porque no hay feedback visual, no hay gesto que indique comprensión. Solo una luz que parpadea como un semáforo tímido.

El dispositivo de OpenAI es brillante o un fraude disfrazado 9

Y sin embargo, hay algo que me inquieta más: el hecho de que este dispositivo no quiere ser visto.

A diferencia del Apple Watch o las gafas de realidad mixta, no busca destacar. Busca meterse en tu rutina sin que lo notes. Como un mayordomo silencioso que aprende tus hábitos para predecirte. ¿Eso es libertad o dependencia? ¿Naturalidad o sumisión voluntaria?

Lo probé durante semanas. Le hablé mientras cocinaba, mientras trabajaba, mientras me duchaba (sí, es resistente al vapor). Respondía con eficiencia, pero sin alma. Es un producto diseñado para no molestar. Y eso, en un mundo donde todo grita por atención, puede ser su peor defecto.

«Si no lo notas, ¿de verdad está contigo?»

El negocio de la dependencia disfrazada de utilidad

No se trata solo de si el dispositivo es útil. Es si lo necesitamos. Porque detrás de cada gadget hay un modelo de negocio. Y en el caso de OpenAI, el verdadero negocio es la suscripción. Paga mensualmente para tener acceso premium, para que tu asistente sea más listo, más veloz, más servicial. Como si alquilaras una inteligencia.

Ahí está el truco. No es un producto, es una promesa. Y las promesas, cuando no se cumplen, duelen más que los fallos técnicos.

En la práctica, el dispositivo falla en los pequeños gestos. No recuerda bien contextos largos, sufre con tareas compuestas, y a menudo se limita a ser un puente hacia otra pantalla. En vez de liberarte del teléfono, te empuja a volver a él. Y eso no es liberador. Es una trampa vestida de innovación.

«No nos venden libertad, nos venden dependencia con diseño minimalista.»

La nostalgia de lo tangible frente al espejismo digital

Tal vez por eso me ha dado por sacar del cajón mi vieja Palm Pilot. Aquella agenda electrónica de los noventa que parecía futurista porque podías escribir con un lápiz sobre una pantalla gris. Pesaba, fallaba, se colgaba. Pero al menos era honesta. El dispositivo de OpenAI, en cambio, miente con elegancia.

No se cuelga, pero te abandona sin decir por qué. No pesa, pero deja marca. No tiene pantalla, pero te obliga a imaginar una. Todo en él es suave, aséptico, mudo. Como si le diera miedo ser demasiado humano.

Y, sin embargo, la idea de fondo es poderosa. Imaginar un futuro donde la tecnología no invada sino acompañe. Donde hablar con una máquina sea tan natural como pensar. Pero ese futuro no llega porque lo hemos llenado de productos que no resisten el juicio del tiempo.

“A lo invisible se le exige lo imposible.” (Máxima no escrita del diseño moderno)

¿Está condenado o apenas comienza?

El artículo en Medium lanza su veredicto con contundencia: está condenado. Yo no estaría tan seguro. Porque la historia de la tecnología está llena de fracasos que abrieron caminos. El Newton de Apple, los Google Glass, el Zune, el Segway… Todos ellos ridiculizados en su tiempo, pero precursores de algo más grande.

Lo que quizás falla aquí no es la idea, sino el momento. El dispositivo de OpenAI quiere vivir en un mundo donde aún reinan los dedos, las pantallas y el scroll. Quiere ser oído cuando todos quieren ser vistos. Quiere pensar en voz baja en una época de gritos.

Y eso, paradójicamente, le da valor. Porque no sigue la corriente, sino que nada en sentido contrario. Aunque por ahora lo haga sin gracia.


¿Puede sobrevivir una idea buena en un cuerpo torpe? ¿Es el futuro algo que se diseña o algo que simplemente llega?
Quizás el dispositivo de OpenAI no está condenado. Quizás solo ha nacido antes de tiempo. Y eso, en la historia de la humanidad, suele ser la condena más elegante de todas.

Cómo la cerrajería se adapta a nuevas exigencias de seguridad actuales

 

El crecimiento de la preocupación por la seguridad ha modificado el enfoque de los profesionales dedicados a la cerrajería. Frente a nuevas demandas sociales, el rubro ha incorporado soluciones que responden tanto a necesidades residenciales como comerciales, con énfasis en la prevención, la eficiencia y la mejora de la experiencia del cliente. El objetivo principal es ofrecer herramientas concretas que reduzcan la vulnerabilidad de los espacios y refuercen el control sobre accesos y cierres.

El servicio de cerrajería integral ha incorporado nuevas tecnologías para cumplir con estas expectativas. La implementación de cerraduras inteligentes y sistemas conectados permite que los usuarios gestionen entradas de forma remota, reciban notificaciones ante cualquier intento de acceso indebido y personalicen el funcionamiento de los dispositivos. La automatización y la conectividad se han convertido en elementos clave para aumentar la eficacia de las soluciones actuales.

Cómo la cerrajería se adapta a nuevas exigencias de seguridad actuales 10

Contar con un sistema de seguridad confiable tiene impacto directo en la vida diaria. La tranquilidad que proporciona un sistema efectivo puede influir positivamente en el bienestar de las personas. Esta percepción de seguridad colabora con un entorno más estable y funcional, en el que las personas pueden concentrarse en otras tareas sin preocupaciones constantes relacionadas con la protección del espacio.

Otro aspecto que ha ganado importancia es la personalización del servicio. Cada cliente tiene condiciones particulares que requieren un enfoque específico. Las empresas están ofreciendo propuestas adaptadas, tanto en tipo de cerraduras como en la instalación de alarmas o refuerzos adicionales. “Esta forma de trabajo permite lograr una mayor satisfacción por parte de los usuarios, que perciben un trato más cercano y soluciones más efectivas”, explican desde Cerrajería Jumarco.

También se ha incorporado una fuerte línea de trabajo orientada a la información. La formación de los usuarios sobre el uso correcto de las nuevas tecnologías de seguridad se considera un paso esencial. Explicar cómo operar cerraduras digitales, gestionar claves o mantener en buen estado los dispositivos permite que las personas se sientan más preparadas y reduzcan la dependencia técnica para resolver problemas menores.

En paralelo, los proveedores han mejorado los procesos de instalación y mantenimiento. Se prioriza el seguimiento técnico, con visitas de control, revisión de funcionamiento y actualización de software en los casos que lo requieran. El servicio ya no se limita a una acción puntual, sino que se extiende para garantizar que el sistema funcione de manera constante y sin fallas.

La competencia también ha influido en esta transformación. Frente a un aumento en la oferta de cerrajeros, las empresas buscan diferenciarse a través de tiempos de respuesta más cortos, atención en horarios no convencionales o asistencia técnica ante urgencias. Esto eleva el estándar general del sector y obliga a mantenerse actualizados para no perder relevancia.

Las innovaciones en inteligencia artificial y automatización empiezan a formar parte de los desarrollos recientes. Estas herramientas prometen una gestión aún más eficiente, tanto para el usuario como para los técnicos que administran los sistemas. La evolución hacia soluciones más precisas y accesibles sigue en marcha, y los proveedores trabajan para integrar estas tecnologías a su oferta sin perder de vista la funcionalidad.

El sector mantiene su foco en las necesidades actuales de los usuarios, combinando seguridad física con tecnologías de gestión. El compromiso con la mejora continua y la adaptación permite construir entornos mejor protegidos y ajustados a los desafíos que plantea la vida cotidiana.

 

El megaterremoto de KAMCHATKA activa memorias antiguas y alertas futuristas

¿Puede un megaterremoto anticipar el futuro retro de la Tierra? El megaterremoto de KAMCHATKA activa memorias antiguas y alertas futuristas

Estamos en julio de 2025, en los confines volcánicos de la península de Kamchatka, al este de Rusia, donde la Tierra —sin pedir permiso— ha decidido recordarnos quién manda 🌍. El megaterremoto de Kamchatka, con su brutal magnitud de 8.8, ha irrumpido como una bestia tectónica en la sala de estar de la humanidad, sacudiendo edificios, postes eléctricos y certezas modernas por igual.

El megaterremoto de KAMCHATKA activa memorias antiguas y alertas futuristas 11

La Tierra no olvida. Solo espera su momento para hablar”, dicen los viejos pescadores de Severo-Kurilsk, mientras ven las olas retirarse y volver con sed de protagonismo.

Y esta vez, lo que dice la Tierra no se susurra: retumba.

Kamchatka, esa postal del fin del mundo donde el suelo tiembla y arde

El epicentro, enterrado bajo el lomo del Pacífico a poco más de 100 kilómetros de Petropávlovsk-Kamchatski, ha brotado como una revelación antigua: las placas del Pacífico y de Ojotsk frotándose, chirriando, cediendo como dos bestias encerradas en una danza geológica de odio y necesidad. Esa fricción ancestral, donde la subducción no es un concepto sino un destino, ha dado lugar a uno de los mayores eventos sísmicos del último siglo.

No es casualidad. Kamchatka no es solo un lugar: es un personaje. Un teatro de geología viva donde las montañas crujen, el cielo se oscurece con cenizas y las placas tectónicas escriben sus memorias bajo tierra. Ya lo sabían los sismólogos que merodean esta región como poetas de la catástrofe. Esto iba a pasar. Y pasó.

“No hay futuro sin memoria geológica” —reza una inscripción tallada a mano en una de las estaciones sísmicas abandonadas por el frío y los osos.

Cuando la alerta suena antes que el desastre, el presente se vuelve retrofuturista

Sí, hubo víctimas. Y es cierto que varios resultaron heridos. Pero la tragedia fue contenida gracias a algo que en otra época parecía ciencia ficción: sistemas de alerta temprana. Sirenas que cantan antes del horror. Notificaciones que llegan al móvil antes que las olas. Evacuaciones exitosas en medio del caos, como si los algoritmos, por una vez, se hubiesen puesto de acuerdo con el instinto.

Japón, Hawái, América Latina… Todos en vilo. Como en un déjà vu del tsunami de 2011 en Japón, el mundo se detiene para mirar al Pacífico con miedo y con respeto. Pero esta vez, el golpe no es mortal. No por clemencia de la Tierra, sino por vigilancia del hombre.

«Tecnología con alma, futuro con instinto»: una frase que le escuché una vez a una ingeniera japonesa que diseñaba sensores sísmicos como quien compone haikus.

El Klyuchevskoy despierta, porque nada viene solo

Y por si alguien dudaba de que esto era un capítulo de realismo volcánico retrofuturista, el volcán Klyuchevskoy, que ha inspirado más leyendas que cualquier novela rusa, decide entrar en erupción minutos después del sismo. Ahí está, lanzando cenizas al cielo como quien levanta una copa en honor al caos.

En Kamchatka, la Tierra es espectáculo, no metáfora. Aquí el “fin del mundo” no es una figura poética: es literal, pero también cíclico. La ceniza que ensucia las ventanas es la misma que fertilizará los suelos de mañana. Todo se conecta en este teatro tectónico.

Réplicas, enjambres y la calma que no llega

Apenas una hora después del megaterremoto, más de 35 réplicas brotan como hiedra bajo tierra, algunas rozando la magnitud 6.0. Y no se detienen. Los expertos, con voz de quien ha vivido demasiadas madrugadas frente al sismógrafo, advierten: este enjambre durará meses. Tal vez no haya un sismo mayor en lo inmediato, pero la región está despierta. Y no volverá a dormir pronto.

Kamchatka es, por naturaleza, una tierra en transición perpetua. Nada está quieto, nada es seguro. Solo el riesgo constante da sentido a su existencia. En este rincón del planeta, la estabilidad no es una meta, sino una pausa entre tormentas.

Como explican con lucidez los expertos del Servicio Geofísico Unificado de Rusia, el suelo aquí no solo tiembla: conversa, se queja, se reinventa.

El megathrust como poesía tectónica

La falla que causó este fenómeno es de las llamadas megathrust. Suena a supervillano de cómic, y lo es. Las fallas inversas más potentes del planeta se esconden en las profundidades oceánicas, donde la presión se acumula como rencores antiguos. Y cuando ceden, lo hacen con una elegancia destructiva.

Este monstruo liberó su energía en una franja de 130x65km. No es una grieta. Es una cicatriz continental. Una lección escrita a golpes sobre la piel del planeta.

Y todo esto ocurre justo en una zona de subducción que avanza 75mm por año, como lo detalla esta publicación científica. Un suspiro geológico. Una carrera a cámara lenta hacia el colapso inevitable.

Tsunami retro, respuesta futurista

Las olas, en algunos puntos, alcanzaron hasta 15 metros. La costa se volvió campo de batalla entre el agua y el concreto. Pero incluso aquí, la humanidad mostró que puede aprender: la mayoría de las evacuaciones funcionaron. El sistema no falló. La memoria histórica del tsunami de 1952 y las tragedias más recientes parece haber dado frutos.

Desde Japón hasta México, se activaron protocolos. Las sirenas del futuro responden a terremotos del pasado. Eso sí es memoria bien administrada.

Un laboratorio retrofuturista de la Tierra

No hay exageración posible: Kamchatka es el museo viviente de la tectónica, una cápsula del tiempo donde el pasado y el futuro conviven como colegas inseparables. Los sismólogos la estudian como quien investiga las cartas de un poeta perturbado: siempre hay algo nuevo, y todo es recurrente.

El terremoto de 2025 ya se compara con el de 1952. Y también con los grandes de Chile en 2010 y Ecuador en 1906, como analizan en esta cronología comparativa.

Todo indica que Kamchatka no es una excepción: es la regla no escrita de lo que puede ocurrir en cualquier costa sísmica del mundo. Un espejo geológico que nos devuelve la mirada cada vez que la Tierra recuerda que no somos más que inquilinos precarios.

¿El futuro? No es high-tech. Es high-memory.

Tras cada sismo, llega la pregunta incómoda: ¿estamos preparados para el próximo? Porque lo habrá. No hay duda. Y quizá no sea en Kamchatka. Puede ser en Tokio, en Lima, en Estambul, en Los Ángeles. La Tierra ya lo dijo todo. Solo nos toca escuchar.

Y no basta con apps y satélites. Hace falta algo más antiguo: el recuerdo colectivo. La costumbre de preparar sin alarmarse. De saber sin negar. De entender que lo vintage es sabiduría, y lo futurista, prevención lúcida.

“El tiempo no es circular. Es tectónico.”
(Fragmento apócrifo atribuido a un geólogo de la era soviética)

Algunas certezas emergen entre tanto temblor

Kamchatka sigue siendo un epicentro de fuerza retro y vigilancia futurista.
El megaterremoto de 2025 no fue una sorpresa, sino una confirmación.
El futuro sísmico del planeta se estudia hoy con herramientas del ayer.

Ahora que lo sabemos… ¿Qué haremos con esa memoria?

¿La ignoraremos como siempre, hasta el próximo rugido? ¿O esta vez, por fin, aprenderemos a escuchar a la Tierra antes de que vuelva a gritar?

No es un seguro más: Milo quiere que cuidar de tu perro no dependa de tu bolsillo

¿Qué es MILO y por qué todos los perros lo necesitan ya? El seguro MILO cambia para siempre la vida de tu perro

Estamos en pleno verano de 2025, en España, y las calles arden bajo un sol que no da tregua. Mientras tanto, miles de perros pasean a la sombra de sus humanos, algunos sanos, otros cojeando, y muchos con achaques que no se cuentan. En este escenario cotidiano y lleno de silencios perrunos, emerge con fuerza una propuesta tan necesaria como inédita: seguro para perros España. Porque sí, por fin alguien se ha atrevido a poner patas a la idea de que la salud de nuestros compañeros de cuatro patas no puede depender del azar ni del saldo en la cuenta.

Se llama MILO, es el primer seguro especializado en perros y no es solo un seguro. Es un cambio de mirada. Un proyecto nacido para proteger a los perros sin rodeos, sin letra pequeña, sin excusas. Mientras otros aseguran “animales de compañía”, MILO se centra exclusivamente en perros. Y eso marca una diferencia radical. Porque cuando todo está pensado para ellos —desde la app hasta las coberturas—, lo que se consigue no es solo un mejor servicio, sino una forma distinta de cuidar: más cercana, más consciente, más libre.

MILO no es solo un seguro. Es una especie de escudo invisible que acompaña a tu perro desde las primeras carreras hasta sus años más tranquilos. Y lo hace con una filosofía tan evidente que sorprende que nadie lo haya pensado antes: ningún perro debería quedarse sin atención veterinaria por dinero. Así de simple. Así de radical.

El futuro del cuidado animal no es clínico, es emocional

A menudo, cuando alguien habla de seguros, se produce un bostezo general. Pensamos en cláusulas, en letra pequeña, en interminables llamadas con música en espera. Pero MILO le da la vuelta al concepto con algo tan inesperado como efectivo: humanidad.

No es un seguro más: Milo quiere que cuidar de tu perro no dependa de tu bolsillo 12

Aquí no hay solo animales de compañía, hay perros. Perros con nombre, historia, miedo al petardo de San Juan y gusto por las croquetas robadas. Por eso el equipo de MILO decide centrarse solo en ellos. Sin gatos, sin iguanas, sin conejos de angora. Y eso, lejos de parecer una limitación, se convierte en una virtud.

Porque cuando uno se especializa, puede anticiparse. Puede diseñar un seguro de verdad, con coberturas reales, pensado para el día a día peludo. «Cuidar no empieza en la clínica, empieza en casa», dice uno de los fundadores. Y ahí está el meollo.

Prevenir es querer

La mayoría de los humanos reaccionamos tarde. Solo acudimos al veterinario cuando el perro cojea, vomita o nos mira con esa tristeza que ya no sabemos si es física o metafísica. Pero MILO propone otro camino: el de la prevención.

Desde su app, el usuario accede a recursos prácticos, contenidos claros, consejos cotidianos. No hace falta ser veterinario para aprender a detectar señales. Porque sí, los perros hablan. Solo que lo hacen con otros códigos. Y MILO se encarga de traducirlos.

Incluye vacunación anual —rabia, polivalente, tos de las perreras—, desparasitación interna y acceso remoto a veterinarios reales. No bots. Humanos con experiencia que entienden que la salud también es una conversación.

«Un perro no dice que algo le duele. Te lo enseña con su silencio»

La app que querrías tener tú (si fueras perro)

Contratar MILO es tan sencillo como pedir una pizza. Desde el móvil, sin papeles, sin llamadas incómodas donde uno tiene que repetir el nombre del perro cinco veces y deletrear su raza como si fuera un código secreto.

No es un seguro más: Milo quiere que cuidar de tu perro no dependa de tu bolsillo 13

Todo se gestiona desde su app: desde la contratación hasta el reembolso de una factura veterinaria. Y eso, cuando se trata de salud, no es comodidad, es urgencia. Es saber que si tu perro se traga un hueso extraño, tú puedes actuar sin pensar en la cuenta bancaria.

¿Lo mejor? Te devuelven el 100% de tus facturas, hasta 3.000 euros al año.

Subes la factura a la app, haces clic, y en 48 horas tienes el dinero en tu cuenta. Sin correos, sin burocracia, sin excusas.

Acompañar también es comunidad

Hay algo más que distingue a MILO: su tono. En un mundo saturado de tecnicismos, esta plataforma habla con el corazón. Crea comunidad. Une a personas que cuidan. Que comparten dudas, anécdotas, historias felices y miedos comunes.

Y celebra lo importante. Si tu perro es adoptado, MILO lo celebra contigo con un regalo simbólico: 10€ de descuento en la contratación. No es mucho, pero es un gesto. Y los perros, como nosotros, entienden de gestos.

«Adoptar es un acto de amor. Asegurarlo, un acto de responsabilidad»

No es un seguro más: Milo quiere que cuidar de tu perro no dependa de tu bolsillo 14

Lo inesperado siempre llega. Y cuando llega, mejor estar preparados

La vida con un perro es una aventura. Una llena de barro, de pelos en el sofá, de carreras absurdas y de esa mirada que siempre sabe cómo estamos. Pero también es frágil. Un día se resbala. Otro se intoxica. Otro deja de correr.

En esos momentos, contar con MILO no es un lujo. Es una tranquilidad. Es saber que podrás actuar sin hipotecarte. Que podrás cuidar sin miedo al precio.

Y sí, puede que nunca tengas que usar el seguro. Pero como decía mi abuela, “el paraguas solo molesta hasta que llueve”. Y con los perros, a veces llueve sin avisar.

El seguro que entiende que un perro es familia

He probado otros seguros. Y he acabado frustrado. Demasiados trámites. Demasiadas excepciones. Demasiada frialdad. Con MILO, la experiencia es otra. Es más cercana, más fluida, más humana.

Porque al final, lo que distingue a esta plataforma no es la tecnología, ni siquiera la cobertura. Es el enfoque. Su visión naturalista, emocional y responsable del vínculo entre humanos y perros.

Una que entiende que cuidar es también aprender. Escuchar. Estar. Y, sobre todo, no tener que elegir entre tu bolsillo y la salud de quien te espera moviendo la cola.


“Donde hay pelo, hay familia. Donde hay familia, hay cuidado.”


“La salud no es un lujo, es una forma de amor”


“Si tu perro no habla, Milo traduce por él”


¿El futuro del cuidado canino pasa por Milo?

Tal vez. O tal vez solo sea el presente bien hecho. Lo cierto es que MILO ha llegado con una misión clara: que ningún perro se quede sin atención por culpa del dinero. Y eso, en estos tiempos, es casi un acto de rebeldía.

La pregunta es… ¿estamos dispuestos los humanos a dar un paso al frente? ¿A dejar de improvisar cuidados para empezar a planificarlos? ¿A dejar de temer al veterinario como si fuera un castigo?

Quién sabe. Pero si me preguntas a mí, mientras escribo esto con mi perro dormido a mis pies, te digo algo sin dudar: si todos los perros tuvieran un seguro como MILO, este mundo sería un poco menos cruel y un poco más justo. Para ellos. Para nosotros. Para todos.

¿Puede la ENERGÍA SOLAR ESPACIAL salvarnos del caos energético?

¿Puede la ENERGÍA SOLAR ESPACIAL salvarnos del caos energético? La ENERGÍA SOLAR ESPACIAL ya está orbitando nuestro futuro retro

Estamos en julio de 2025, en la Tierra… aunque la cabeza la tengo en órbita. La energía solar espacial ha dejado de ser un experimento de laboratorio para convertirse en la última frontera del aprovechamiento solar. Y no me extraña. Porque ¿quién no ha fantaseado alguna vez con que una nave —silenciosa y brillante— recoja la energía del sol allá arriba, donde nunca hay nubes, y nos la envíe aquí abajo, como un mensaje cósmico en forma de microondas?

¿Puede la ENERGÍA SOLAR ESPACIAL salvarnos del caos energético? 15

Origen: Valoración de Bases de Datos de Usos de Suelo para la localización y distribución espacial de la energía solar y eólica en España

La energía solar espacial es eso y más. Un concepto que suena a novela de anticipación, pero que ahora se discute en reuniones de ingenieros, se diseña en centros de investigación y se prueba en maquetas que orbitan nuestra imaginación con la seriedad de un satélite.

«La luz eterna del sol, por fin domesticada desde el cielo».

Cuando el cielo no duerme

Hace tiempo que comprendimos que el sol no descansa, pero nuestra atmósfera sí. Se arropa de nubes, se cierra por la noche, juega con las estaciones. Y ahí estamos nosotros, construyendo placas solares en desiertos, montañas y tejados, esperando que el cielo tenga buen humor. Sin embargo, allá arriba, en el espacio, no hay noches. No hay estaciones. Solo luz. Constante, directa, como una verdad desnuda. Coloca un panel solar en órbita geoestacionaria y verás lo que es trabajar sin pausas.

La promesa de la energía solar espacial no es solo técnica, sino casi filosófica: energía 24/7, sin descanso, sin tierra ocupada, sin emisiones, sin sombras. Pura luz convertida en electricidad que desciende desde el cielo como una bendición tecnológica. ¿Una herejía ecológica? No, más bien una declaración de amor al sol… sin intermediarios.

Paneles en órbita, microondas en la Tierra

Confieso que la primera vez que escuché lo de “transmisión inalámbrica de energía” pensé en ciencia ficción, en rayos láser, en historias de Isaac Asimov. Pero no: es real. Se transforma la electricidad en microondas —o láser, según el experimento— y se proyecta hacia grandes antenas en la Tierra, las llamadas rectennas. Como si el sol nos escribiera con un láser invisible y nosotros lo leyéramos con hambre de electricidad.

Claro que hay pérdidas. Entre el 20% y el 40% de la energía puede desvanecerse en el camino, como susurros perdidos entre satélites. Pero aún así, lo que llega es mucho, muchísimo más de lo que se puede captar en tierra. Porque allá arriba, el sol no se esconde.

«La próxima granja solar orbita sobre nuestras cabezas, invisible pero presente».

Cero tierra ocupada, cero ruido, cero sombras

La energía solar espacial no solo brilla por su eficiencia. También es discreta. No corta montes, no desplaza cultivos, no asusta aves ni transforma paisajes. Es como ese vecino perfecto que nunca hace ruido, no tira la basura por el balcón y aún así ilumina toda la calle. En un mundo donde cada metro cuadrado se disputa con uñas y dientes, imaginar una fuente energética que no toque el suelo es, sencillamente, liberador.

Y si hablamos de emisiones, el efecto es aún más potente: no hay chimeneas, ni turbinas, ni excavaciones. Tampoco hay cables por los campos ni hélices gigantes en las colinas. Solo luz que viene del cielo, como una postal enviada por la física y sellada por el espacio.

El precio de soñar en órbita

Pero nada de esto es gratis. Montar una central solar espacial cuesta —y cuesta mucho. No porque la luz del sol cobre alquiler, sino porque enviar toneladas de tecnología a 36.000 kilómetros de altura sigue siendo una proeza digna de epopeya. Cohetes, combustible, robótica, materiales ultraligeros… todo tiene un precio, y no siempre simpático.

Además, hay que asegurarse de que ese rayo de microondas no atraviese el vuelo de un avión ni calcine una bandada de pájaros desprevenidos. La precisión es clave, y eso requiere una ingeniería tan exquisita como un reloj suizo montado sobre un dron espacial.

Y luego está la basura orbital. Porque si no gestionamos bien lo que ponemos allá arriba, podríamos convertir la órbita en un vertedero brillante y letal. Como dice un refrán ruso que aprendí en algún documental: “No escupas al cielo, que puede orbitar”.

El sueño vintage del futuro solar

¿Y si todo esto sale bien? ¿Y si dentro de unas décadas nuestras ciudades están alimentadas por rayos que vienen del espacio, como en los cómics de los años 50? La imagen es irresistible. No hay que ser ingeniero para imaginarlo: cielos despejados, sin cables, sin torres, sin paneles gigantes. Solo antenas discretas, energía inagotable y ese susurro cósmico que nos recuerda que, al final, siempre hemos mirado al sol.

“La energía solar espacial” es más que una innovación tecnológica. Es una estética. Es la idea de que lo más limpio, lo más poderoso y lo más invisible pueden convivir. Una forma de energía que no pisa el suelo, no ocupa espacio, no genera conflictos de uso del territorio. Y que, sin embargo, promete alimentar fábricas, hogares y sueños. Desde arriba. Desde lo alto. Desde la nada.

Como explica esta investigación sobre su potencial, las ventajas ambientales no son simples adornos: se trata de energía limpia sin impacto terrestre, generada sin estacionalidad y transmitida sin ocupación del paisaje.

Plantas solares como telescopios

Recuerdo cuando los radiotelescopios eran símbolo de orgullo nacional. Estructuras colosales que no producían energía, pero sí conocimiento. Ahora, la energía solar espacial puede convertirse en su prima energética: enormes discos mirando al sol, no para entenderlo, sino para atraparlo. Convertir su furia en corriente, su constancia en voltios. Satélites como templos modernos, orbitando eternamente por nuestra comodidad.

Como señala el informe de la Agencia Espacial Europea sobre el proyecto SOLARIS, el reto ya no es tecnológico, sino logístico. Se han probado modelos a escala, se han transmitido vatios entre laboratorios. Lo que falta es escalar. Llevar al cielo lo que ya funciona en el suelo.

Soñar sin manchar

Hay algo elegante —casi aristocrático— en esta forma de generar energía. Porque no mancha. No huele. No estorba. No pide permisos para ocupar terreno ni exige que talemos un árbol. Simplemente… está. Arriba. Haciendo su trabajo. Como si el futuro hubiera entendido por fin que la mejor energía es aquella que no se nota, pero se agradece.

«Lo invisible es lo que más ilumina, si viene del espacio».

La comparación con otras renovables no es injusta: es necesaria. Frente a la eólica, la solar espacial no hace ruido. Frente a la fotovoltaica terrestre, no ocupa suelo. Frente a la biomasa, no exige quemar ni sembrar. Y frente a todo lo anterior, ofrece una promesa de continuidad: 24 horas de energía sin descanso, sin depender del humor del clima ni del capricho del calendario.

Como expone este análisis de impacto, el futuro podría ser alimentado desde el espacio, y no sería ni distópico ni artificial: sería simplemente lógico. Una forma natural de mirar al cielo y decir: “Gracias por la luz. En serio.”

¿Y ahora qué?

El siguiente paso no es técnico. Es poético. Es convencer a los gobiernos, a las empresas, a los escépticos y a los románticos de que esta energía limpia, constante y orbital merece su lugar en el futuro. Porque, al final, la energía solar espacial no es solo una tecnología: es una historia. La historia de cómo dejamos de mirar al sol con miedo o admiración para empezar a usarlo como aliado.

¿Y tú? ¿Te imaginas viviendo en una ciudad alimentada por un satélite invisible? ¿Escuchando la radio mientras sobre ti, en silencio, flota un panel recogiendo rayos y enviándolos de vuelta como un cartero cósmico?

Quizás el futuro no está en Marte, ni en la inteligencia artificial, ni en las criptomonedas. Quizás está, simplemente, en volver la vista al Sol… pero desde arriba. Porque a veces, para avanzar, solo hay que elevarse. Y dejar que el cielo haga lo suyo.

Aspectos clave para proteger activos con una empresa de videovigilancia industrial

 

La protección de activos físicos y digitales se ha convertido en una prioridad para las industrias. Los riesgos asociados a robos, intrusiones o sabotajes exigen soluciones eficaces y adaptadas a la estructura de cada compañía. En este contexto, la contratación de una empresa de videovigilancia no solo busca disuadir posibles amenazas, sino también garantizar el control constante de instalaciones críticas, maquinarias, materiales y zonas de acceso restringido.

Una empresa de videovigilancia en Barcelona que ofrezca experiencia en entornos industriales debe cumplir con ciertos estándares técnicos y operativos. No todas las compañías de seguridad tienen la capacidad de adaptarse a los requerimientos específicos de una planta o complejo industrial, donde se manejan flujos continuos de personal, vehículos, materias primas y productos terminados. Por eso, es fundamental evaluar el tipo de tecnología que ofrecen, su experiencia previa y el soporte técnico disponible.

Aspectos clave para proteger activos con una empresa de videovigilancia industrial 16

La elección adecuada comienza con un análisis de riesgo completo. Este diagnóstico permite identificar puntos vulnerables, rutas de ingreso y sectores de alta criticidad. A partir de ese relevamiento, se diseña una solución que puede incluir cámaras fijas, domos con movimiento, sensores térmicos y sistemas de analítica de video que permiten detectar comportamientos anómalos en tiempo real. También se integran sistemas de grabación con respaldo seguro, lo que permite conservar evidencia en caso de incidentes.

La ubicación de las cámaras y el tipo de tecnología utilizada deben responder al entorno operativo. No es lo mismo supervisar una zona de carga al aire libre que un laboratorio de producción. Cámaras con visión nocturna, resistentes a condiciones climáticas adversas o con capacidad de detección facial o de matrículas son cada vez más frecuentes en proyectos de gran escala. El monitoreo centralizado, a través de centros de control internos o remotos, permite una vigilancia permanente sin interrupciones.

Otro aspecto importante es la posibilidad de integración con otros sistemas de seguridad ya existentes en la planta, como alarmas perimetrales, sensores de movimiento, controles de acceso o software de gestión de visitantes. En este sentido, desde la firma Ubercors, explican: “Esta compatibilidad evita duplicaciones y permite que todas las alertas sean gestionadas desde una misma plataforma, mejorando la eficiencia operativa del área de seguridad”.

La formación del personal de vigilancia también influye en el rendimiento del sistema. Aunque gran parte del proceso está automatizado, los operadores deben contar con capacitación específica para interpretar las señales, actuar según los protocolos establecidos y colaborar con los responsables internos de seguridad e infraestructura. Algunos proveedores ofrecen servicios combinados, que incluyen tanto la instalación de equipos como el personal de monitoreo.

La legalidad del sistema implementado es un punto que no debe pasarse por alto. Los proveedores deben garantizar que el uso de cámaras y la recolección de imágenes se realicen respetando la normativa vigente en materia de protección de datos. También es obligatorio informar sobre la presencia del sistema a los trabajadores y visitantes, mediante cartelería adecuada y políticas claras de uso.

Además del componente técnico, el respaldo postventa es decisivo. Los prestadores más confiables ofrecen mantenimiento periódico, reposición de equipos en caso de fallos y actualizaciones tecnológicas cuando los sistemas lo requieren. La continuidad operativa y la capacidad de respuesta ante eventualidades técnicas son elementos que no pueden quedar librados al azar.

Contar con un sistema de videovigilancia profesional permite a las industrias reducir riesgos, actuar de manera preventiva y responder con rapidez ante cualquier anomalía. Más allá del valor de los equipos, lo que se protege son procesos productivos, recursos humanos y decisiones estratégicas. Elegir un prestador con experiencia comprobada, tecnología adecuada y soporte técnico confiable es una decisión que fortalece la estructura general de la seguridad empresarial.

 

¿El ERP ya piensa por ti o solo obedece órdenes?

¿El ERP ya piensa por ti o solo obedece órdenes? El FUTURO de los ERP será más inteligente que sus propios usuarios

Estamos en julio de 2025, en pleno auge de lo que algunos ya llaman la era del pensamiento automatizado. El software de planificacion de recursos empresariales ha dejado de ser una herramienta de gestión para convertirse en el epicentro de la inteligencia operativa. Lo que antes era una simple caja de control de inventarios y finanzas, hoy se presenta como una mente digital capaz de anticiparse a las decisiones humanas. Las empresas ya no lo instalan solo para ordenar sus procesos, sino para entenderse a sí mismas. Porque el ERP moderno no solo organiza: interpreta, propone, se adelanta. Y eso, para muchos, ya es razón suficiente para temerlo… o rendirse ante él.

¿El ERP ya piensa por ti o solo obedece órdenes? El FUTURO de los ERP será más inteligente que sus propios usuarios
¿El ERP ya piensa por ti o solo obedece órdenes? El FUTURO de los ERP será más inteligente que sus propios usuarios

Pocas tecnologías han sufrido una transformación tan radical en tan poco tiempo como el software de planificación de recursos empresariales. Lo que comenzó como un sistema rígido, destinado exclusivamente a grandes corporaciones, ha mutado en un ecosistema flexible, adaptativo y, lo más inquietante, autónomo. Hoy, cualquier empresa que pretenda sobrevivir a la complejidad del mercado global necesita algo más que hojas de cálculo o intuición. Necesita un ERP que piense, que aprenda, que defienda sus datos como un perro guardián digital. Porque en este tablero hiperconectado, quien no tenga un cerebro artificial trabajando a su lado, simplemente está jugando con piezas de cartón.

ERP. Tres letras que, hace tiempo, sonaban a papeleo, a departamentos de contabilidad aburridos, a interfaces grises que parecían diseñadas por robots sin imaginación. Hoy, esas mismas siglas se han convertido en el emblema de la inteligencia empresarial. Y lo más curioso: no solo gestionan, también piensan, predicen y, a veces, te contradicen.

Nos encontramos ante una paradoja deliciosa. Los ERP son más flexibles que nunca, pero también más exigentes. Te dan libertad, sí, pero a cambio te exigen estructura. Como un buen mentor que primero te pone a prueba y luego te lanza al éxito. Eso sí, siempre vigilando que no metas la pata… o que no olvides actualizar las contraseñas.

Cuando los ERP aprenden solos y no te avisan

La integración de inteligencia artificial en los ERP ha convertido a estos sistemas en una especie de oráculo digital. Ya no necesitas consultar informes de ventas; ellos te lo dicen antes de que tú sepas qué preguntar. SAP Joule AI o el omnipresente Copilot de Microsoft Dynamics 365 no solo automatizan tareas: intuyen lo que vas a necesitar antes de que tú lo sepas.

Una mañana cualquiera, abres tu ERP y ves una alerta: “Es probable que haya una ruptura en tu cadena de suministro dentro de dos semanas”. ¿Magia? No. Algoritmos, correlaciones, sensores, datos. Muchísimos datos. Pero también, un poquito de ese arte de anticiparse que antes atribuíamos a los buenos jefes de logística.

Lo interesante aquí es que el ERP no solo responde: toma la iniciativa. Te avisa, propone, analiza. En cierto modo, te convierte en el copiloto de tu propia empresa. Y eso da vértigo. Porque, admitámoslo, a veces preferimos equivocarnos por nuestra cuenta que aceptar que un software sabe más que nosotros.

«El ERP del futuro no pide permiso, toma decisiones»

ERP en la nube y en las nubes

La nube ya no es tendencia, es territorio conquistado. NetSuite lo entendió antes que nadie: que un ERP no dependa de un servidor físico es tan lógico como que los autos no lleven ya cenicero. Pero aquí viene lo jugoso: los ERP híbridos se están llevando el aplauso. Combinan la solidez de lo local con la libertad de la nube. Como un matrimonio entre tradición y modernidad.

SAP, Oracle, Microsoft… todos han entendido que el ERP no puede ser una jaula ni un globo de helio que se te escapa. Tiene que ser un guante que se adapta a tu mano. O mejor dicho, a tu modelo de negocio.

¿Y qué pasa cuando ese guante es también un escudo? La nube no solo flexibiliza: protege. Gracias a sus sistemas de cifrado, autenticaciones multifactor, políticas de acceso y protocolos paranoicos, la información está más segura que en un archivo bajo llave.

El enemigo está dentro… de tu teclado

La mayor amenaza para un ERP no es un hacker ruso ni un software malicioso. Es tu contraseña: esa misma que lleva el nombre de tu gato y el año de nacimiento de tu primo. El 78% de los fallos de seguridad provienen de errores humanos, o más bien, de comodidades humanas.

Los ataques de ransomware, phishing, fuerza bruta… están al acecho. Y los ERP son objetivo prioritario porque lo contienen todo: finanzas, clientes, proveedores, secretos industriales y esas notas del director general que no deberían existir.

Por eso, los ERP modernos ya vienen con su propio cinturón de castidad digital. Cifrado de datos en tránsito y reposo, acceso segmentado por roles, auditorías automáticas y un largo etcétera que, aunque suena aburrido, es lo único que se interpone entre tu empresa y el caos.

«Si tu ERP no te da miedo, no es lo bastante seguro»

De fábricas inteligentes a hospitales que piensan

En el terreno de juego, los ERP no se portan igual en todas partes. En la industria manufacturera, han aprendido a hablar con máquinas, sensores y robots. Ya no se limitan a registrar lo que se produce: interpretan el ritmo de la línea, predicen averías, afinan la logística. Empresas como Stellantis lo han comprobado: inventarios más ágiles, entregas más puntuales, menos errores humanos.

En el retail, los ERP se enfrentan a un desafío de vértigo: la omnicanalidad. Tienda física, online, marketplace, redes sociales… todo al mismo tiempo y sin margen de error. La solución ha sido clara: integración en tiempo real, automatización y una interfaz que no asuste a los vendedores.

Y si nos vamos a la salud, el reto se duplica. Ahí no solo hablamos de eficiencia: hablamos de vidas humanas. Un ERP para hospitales debe cumplir normas estrictas y, al mismo tiempo, ofrecer una visión 360° del paciente. Lo hace, y sin dramas. Y sin perder un solo archivo.

El tamaño del futuro se mide en terabytes

Los números no mienten. El mercado de ERP crecerá más de cinco veces en la próxima década. De 56 mil millones a más de 320 mil millones. Una barbaridad. Pero lógica, si pensamos que el ERP es el nuevo corazón digital de las empresas.

Asia-Pacífico lidera la carrera, con Europa y América del Norte cuidando la madurez de sus infraestructuras. El resto del mundo observa y adopta, aunque a veces con el pie en el freno y la cabeza en la nube.

Lo que está claro es que quien no tenga un ERP inteligente en los próximos años, quedará fuera del juego. Porque los datos no solo son oro: son estrategia, ventaja y supervivencia.

Cuando el ERP se pone gafas de realidad aumentada

No, no es una broma. La próxima evolución de los ERP incluye realidad aumentada, realidad virtual y hasta interfaces inmersivas. Imagine gestionar un almacén caminando por un gemelo digital en 3D. O visualizar las finanzas de tu empresa en una especie de metaverso donde los números flotan a tu alrededor. Ciencia ficción, sí. Pero tan cerca como la próxima actualización de tu software.

Y no estamos hablando de caprichos visuales. Estas interfaces nuevas aumentan la comprensión de los datos, reducen errores y, curiosamente, devuelven lo humano a la tecnología. Porque ver un informe financiero convertido en una escultura visual tiene algo de arte, ¿no?

El futuro ya era vintage

¿Se acuerdan de las películas de los 80 donde una computadora central controlaba una megacorporación? Pues acertaron. Lo que no imaginaron fue que esa computadora sería amable, intuitiva y que te hablaría como tu mejor asistente. Sin cables, sin teclados mecánicos, sin líneas de comandos verdes.

Hemos cerrado el círculo. De los mainframes de los 70 a la descentralización de los 90, hasta volver a una centralización más inteligente, con la nube como epicentro. Es irónico, pero lógico. Es como volver a casa después de haber recorrido medio mundo: ahora entendemos por qué era tan cómodo.

«El futuro ya llegó, solo que se maquilló con realidad aumentada»

¿Y si el siguiente paso fuera que los ERP nos gestionen a nosotros?

El futuro de los ERP no se mide solo en bytes, sino en decisiones que ya no tendremos que tomar. ¿Nos hará eso más eficientes o más dependientes? ¿Más sabios o más vagos?

¿Y si el verdadero reto no está en diseñar ERP más inteligentes, sino en prepararnos para entenderlos? Porque lo que viene no es un software: es una nueva forma de pensar, trabajar y vivir en un mundo donde lo digital no sustituye a lo humano… solo lo acelera.

Y tú, ¿estás listo para que tu ERP sepa más de ti que tú mismo?

¿Quién querría ser la ÚLTIMA PERSONA VIVA en la Tierra?

¿Quién querría ser la ÚLTIMA PERSONA VIVA en la Tierra? La ÚLTIMA PERSONA VIVA podría ser más vintage que futurista

Estamos en julio de 2025, en un planeta Tierra cubierto por el eco de voces que ya no existen. 🌍 El mundo ha callado, las ciudades se han vuelto museos de sí mismas, y en este escenario de apocalipsis futurista, se dibuja la figura solitaria de quien podría ser la última persona viva.

La imagen es potente. Una mezcla de épica desgarradora y cotidianidad absurda. Una sombra humana que camina entre estructuras intactas, pero vacías. Todo sigue encendido, funcionando, a medias. Las máquinas hacen su parte, fieles pero ciegas, ajenas a que su audiencia se ha esfumado. Mientras tanto, yo camino hacia el oeste. No por romanticismo. Por lógica solar. Porque si me queda algo de esperanza, la escondo en el sol.

¿Quién querría ser la ÚLTIMA PERSONA VIVA en la Tierra? 17

Origen: You wake up to a world where you are the last living person

Un viaje personal futurista hacia lo más primitivo

Lo primero que noto no es el silencio, sino el zumbido continuo de sistemas automáticos que aún creen tener un propósito. Ascensores que suben y bajan solos, refrigeradores que avisan su temperatura por una app que ya nadie consulta. Las luces de los semáforos cambian de color como si aún hubiera tráfico. Los anuncios en pantallas LED siguen vendiendo productos a una especie extinguida. Y yo, en medio de todo, con una mochila cargada de lo que sí importa: un viejo compás analógico, un panel solar portátil que aún respira energía, y una botella con filtro de agua que parece magia medieval.

Me niego a vivir como una extensión de las máquinas. Así que, a pesar de la ironía, me aferro a la tecnología solar portátil y al vintage analógico como mi única religión. Me convierto en mi propio arqueólogo, en el último habitante de un mundo donde todo está disponible, pero nada sirve si no puedes compartirlo.

«El fin del mundo no llega con una explosión, sino con un ‘bip’ solitario.»

No llevo fotos. Me niego a convertirme en ese cliché de quien revive una y otra vez lo perdido. En cambio, me armo con una cámara retro, de esas que necesitan carrete, que huelen a química y paciencia. Documentar lo que veo, no para otros, sino para no perderme a mí mismo. Esa es mi pequeña guerra contra el olvido. Mi documentación fotográfica retro se vuelve mi pasatiempo más urgente.


El arte de la supervivencia sin espectadores

Uno pensaría que sin humanidad, las leyes dejan de existir. Pero lo primero que aprendes cuando eres la última persona viva es que la única ley que queda en pie es la del instinto. No es “comer o ser comido”, sino algo más complejo: no perder la cabeza.

Hay días en los que todo parece lógico. Caminar, buscar comida en supermercados congelados, dormir bajo techos de oficinas abandonadas, limpiarme los dientes con bicarbonato, y cortar mi cabello con navajas oxidadas. Todo esto tiene sentido hasta que, sin razón, me sorprendo hablando solo. A veces con las estatuas. A veces con los árboles. O con un robot de limpieza que me sigue cada mañana por error.

«No estamos solos si aún hablamos con el mundo.»

Y aquí empieza el verdadero dilema: ¿puede alguien mantener su humanidad si ya no hay más humanidad? Yo digo que sí. Mientras tengas la capacidad de crear algo que no sea solo funcional. Mientras saques una foto sabiendo que nadie la verá, pero igual presiones el obturador. Eso, para mí, es el último acto de amor propio.


Tecnologías vintage como salvavidas de la especie

El futuro era brillante… hasta que se apagó. Ahora, el presente es oscuro y la esperanza, mecánica. Las tecnologías modernas—esas que dependían de actualizaciones, servidores y Wi-Fi—mueren sin asistencia. Pero ahí están las otras, las que no necesitan nada para seguir existiendo. El compás. La brújula. El reloj de cuerda. Una radio de manivela que aún me conecta con interferencias del más allá.

Las tecnologías vintage tienen algo que la inteligencia artificial nunca logrará: emoción. Están hechas para durar, no para impresionarte. Se pueden arreglar con herramientas simples. Se pueden entender sin tutoriales. Son resistentes porque fueron creadas por y para humanos de carne y hueso, no para redes neuronales que imitan sentimientos.

Y si algo aprendí, es que las alternativas tecnológicas sustentables no necesitan brillar. Solo necesitan sobrevivir.

👉 Como se explica en este artículo sobre supervivencia tecnológica, los sistemas más simples—paneles solares, filtros de carbón, captadores de lluvia—siguen funcionando incluso cuando nadie los supervisa. Por un tiempo, claro. Porque sin nosotros, todo empieza a oxidarse.


La IA puede simularnos, pero nunca reemplazarnos

A veces me pregunto si en algún rincón del mundo, una inteligencia artificial está tratando de recrear lo que fuimos. Quizá escanea fotos, analiza poemas, reproduce nuestros gestos con hologramas. Pero lo esencial se le escapa. Porque la vida humana no es reproducible. No hay algoritmo que capture ese instante irracional en el que decides escribir un verso en la arena, sabiendo que se lo llevará el viento. Eso es lo que nos hacía especiales.

Puede que los robots mantengan encendida la infraestructura. Puede que los satélites sigan girando, sin saber a quién le están enviando datos. Puede que haya un robot jardinero que riega un parque vacío. Pero eso no es vivir. Es simular. Y la simulación más perfecta sigue siendo una mentira elegante.


¿Cuánto tiempo más resistirá el legado humano?

Todo lo que creamos lleva un reloj interno. Algunas cosas duran más: los paneles solares, si no se ensucian demasiado, pueden seguir funcionando décadas. Un reloj mecánico puede andar mientras alguien le dé cuerda. Pero la tecnología moderna no fue diseñada para estar sola. La humedad, el polvo, los bichos… todo es enemigo de lo digital.

«La obsolescencia no es programada. Es inevitable.»

Las cosas retro, en cambio, parecen haber sido hechas para el abandono. Una bicicleta oxidada puede seguir andando. Un generador de manivela aún da luz. Un filtro de agua, si se limpia bien, puede seguir salvando vidas que ya no existen.

Y entonces entiendo: no era el futuro lo que teníamos que perseguir. Era el pasado. Ahí estaban las respuestas todo el tiempo.


“Camina hacia el sol. No porque te espere algo, sino porque ilumina mejor las ruinas.”


“La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.” (Proverbio tradicional)

“Y si el mundo se apaga, que me encuentre escribiendo.” (Idea inspirada en Emily Dickinson)


Frases para no olvidar

La última persona viva no necesita testigos, necesita motivos

En un apocalipsis futurista, sobrevivirá quien sepa ser vintage

Documentar el vacío es más humano que llenarlo de ruido


Mientras camino, me cruzo con sombras que no se mueven. Publicidades congeladas en un tiempo sin mercado. Robots limpiadores que barren el mismo polvo una y otra vez. Y yo, con mi cámara, tomo la foto. Clic. Tal vez un día alguien la vea. Tal vez no. Pero cada imagen que capturo es una prueba: sigo aquí.

Entonces, ¿quién querría ser la última persona viva? Tal vez nadie. Tal vez todos. Porque en ese extremo, lo único que queda es lo más humano: resistir.

¿Y si ese futuro vacío fuera solo una forma retro de volver a empezar?

Las ratas representan un riesgo sanitario y ambiental que debe controlarse

 

La presencia de ratas en zonas urbanas y rurales genera múltiples consecuencias negativas tanto para la salud pública como para el equilibrio ambiental. Estos roedores actúan como vectores de enfermedades, contaminan alimentos, dañan infraestructuras y alteran el ecosistema. Su capacidad de adaptación, su reproducción acelerada y la disponibilidad de refugios y comida han favorecido su expansión en distintas regiones.

Las desratizaciones son acciones específicas destinadas a reducir o eliminar la población de ratas en espacios públicos, viviendas, comercios, depósitos y sistemas de alcantarillado. Se trata de intervenciones que requieren conocimiento técnico, planificación y el uso responsable de productos rodenticidas. Estas campañas suelen estar a cargo de municipios o empresas especializadas, y su eficacia depende tanto de la estrategia aplicada como de la colaboración ciudadana.

Las ratas representan un riesgo sanitario y ambiental que debe controlarse 18

Uno de los principales problemas vinculados a la proliferación es la transmisión de enfermedades. Entre las más conocidas se encuentran la leptospirosis, la salmonelosis y la hantavirosis. Los contagios pueden producirse por contacto directo con los animales, a través de su orina, heces o mordeduras, o indirectamente mediante alimentos o agua contaminados. Por eso, la presencia de ratas en zonas habitadas representa un riesgo sanitario considerable.

Desde el punto de vista ambiental, estos roedores afectan la biodiversidad al competir con otras especies, destruir nidos o depredar animales más pequeños. También pueden alterar el equilibrio de ciertas cadenas alimenticias o introducir enfermedades en la fauna silvestre. En áreas rurales, los daños a cultivos, granos almacenados y sistemas de riego representan pérdidas económicas significativas.

Las causas de su expansión son diversas. Una de las principales es la acumulación de basura en la vía pública o en espacios sin control. Los restos orgánicos mal gestionados ofrecen alimento fácil y constante. Además, las construcciones abandonadas, los terrenos baldíos y las redes de alcantarillado sin mantenimiento adecuado proporcionan refugio y condiciones favorables para su reproducción.

El cambio climático también ha influido, ya que las temperaturas más altas prolongan los períodos de actividad y aceleran los ciclos reproductivos. A esto se suma la resistencia creciente a ciertos productos químicos, que obliga a revisar y adaptar las estrategias de control. Por esa razón, los especialistas recomiendan realizar diagnósticos previos, monitoreos constantes y la rotación de métodos para evitar que los roedores desarrollen inmunidad.

Las campañas de desratización deben incluir un enfoque integral. Esto implica combinar acciones químicas con medidas preventivas como el sellado de accesos, la limpieza de espacios, la eliminación de refugios y la educación de la población. En este contexto desde PestConsulting, explican: “Desde cebos ecológicos hasta trampas de última generación, estas soluciones permiten controlar las plagas de forma efectiva y responsable, priorizando la seguridad y el respeto por el entorno”.

Otro aspecto clave es la participación de la comunidad. La correcta disposición de residuos, el cierre de bolsas, el mantenimiento de patios y terrazas, y el control de filtraciones o desagües son prácticas que contribuyen significativamente a reducir las condiciones que favorecen la presencia de roedores. Las autoridades sanitarias insisten en que la prevención es tan importante como la intervención profesional.

Los entes gubernamentales suelen establecer protocolos específicos para zonas con alta densidad poblacional o infraestructura antigua. Las inspecciones periódicas y la respuesta rápida ante denuncias permiten reducir los focos de infestación antes de que se conviertan en un problema generalizado. Algunas ciudades también incorporan sensores y herramientas tecnológicas para mapear áreas críticas y mejorar la planificación de las intervenciones.

Controlar la presencia de ratas no solo es una medida sanitaria, sino también un acto de responsabilidad ambiental. Invertir en higiene urbana, mantenimiento de espacios y estrategias profesionales de desratización permite mejorar la calidad de vida, reducir riesgos para la salud y preservar el equilibrio ecológico en entornos urbanos y rurales.

 

La seguridad en el transporte de sustancias peligrosas requiere controles y normas estrictas

 

El traslado de mercancías peligrosas representa un proceso técnico que demanda el cumplimiento de normativas internacionales, como las certificaciones ISO 9001 e ISO 14001. Estos estándares aseguran que las empresas operen bajo criterios definidos de calidad y gestión ambiental. La homologación de los vehículos utilizados en estas tareas es clave para minimizar riesgos operativos y garantizar que el traslado de materiales potencialmente peligrosos se realice bajo condiciones seguras. Esta estrategia es parte del enfoque actual en logística, que prioriza la seguridad como un componente esencial.

El transporte de mercancías peligrosas en Tenerife ha adquirido mayor protagonismo en los últimos años, debido al incremento de la actividad industrial en la región. Las compañías que operan en este sector deben seguir normas específicas que regulan el traslado de sustancias clasificadas como peligrosas. Esto incluye no sólo la certificación de los rodados, sino también la capacitación del personal encargado de la manipulación y el traslado de estos productos. La conformidad con las regulaciones locales e internacionales es esencial para prevenir incidentes que podrían tener consecuencias graves.

La seguridad en el transporte de sustancias peligrosas requiere controles y normas estrictas 19

Uno de los factores que influye en la operación diaria es la percepción de seguridad por parte de los trabajadores y la comunidad. Saber que las unidades están homologadas y operan dentro de un marco normativo reduce el nivel de incertidumbre. Esta previsibilidad permite que los empleados desarrollen sus tareas con mayor concentración, evitando distracciones generadas por preocupaciones sobre la integridad del proceso. La estabilidad en el entorno laboral también impacta en el rendimiento operativo.

La formación continua es otro elemento indispensable. Las empresas deben ofrecer programas de capacitación actualizados, que incluyan no solo el manejo técnico de materiales peligrosos, sino también protocolos ante emergencias. La incorporación de procedimientos estandarizados y ejercicios prácticos mejora la capacidad de respuesta del personal. Este tipo de preparación puede marcar la diferencia en situaciones críticas, contribuyendo a la reducción de incidentes.

El desarrollo tecnológico también ha tenido un rol importante. La instalación de sistemas de monitoreo en tiempo real, herramientas de seguimiento de rutas y dispositivos avanzados permiten una mayor supervisión de las operaciones. Estas tecnologías no solo aumentan la eficiencia, sino que también mejoran el control del riesgo y disminuyen la posibilidad de fallos operativos. Además, se alinean con las exigencias actuales en materia de sostenibilidad y reducción del impacto ambiental.

“El cumplimiento normativo no sólo responde a obligaciones legales, sino que también construye una relación de confianza con el entorno social. Las empresas que comunican sus medidas de seguridad de forma clara y transparente generan mayor aceptación en las comunidades donde operan”, explican desde la empresa Transgar Canarias. Este enfoque también influye en la relación con clientes, quienes valoran el compromiso con prácticas responsables y alineadas con los estándares del sector.

Las autoridades regulatorias tienen un papel central en este esquema. Son responsables de establecer las condiciones mínimas de operación, realizar auditorías periódicas y supervisar el cumplimiento de los requisitos. La articulación entre el sector público y el privado permite mejorar los mecanismos de control, compartir información y reforzar la trazabilidad de las operaciones. Este trabajo conjunto contribuye a mantener niveles adecuados de seguridad en toda la cadena logística.

El futuro del sector dependerá de su capacidad para adaptarse a los cambios tecnológicos, normativos y ambientales. Las estrategias deberán centrarse en tres ejes principales: formación continua, incorporación de nuevas tecnologías y cumplimiento de estándares actualizados. Este modelo de trabajo no solo incrementa la seguridad en el presente, sino que también construye una base sólida para enfrentar los desafíos que puedan surgir en los próximos años.

 

Tracas de Fallas: entre la tradición y la seguridad

 

La llegada de las festividades falleras incrementa la emoción y la preparación. Un tema relevante en este período es la compra de la traca, un elemento esencial en eventos como la mascletà y la cremà. Este componente de pirotecnia no solo genera un ambiente festivo, sino que también representa una tradición y una celebración en Valencia. Esta sucesión de petardos unidos por una mecha, que explotan de forma continua y ruidosa, con su sonido y color, es fundamental para la experiencia colectiva que une a la comunidad en torno a estas festividades.

Encontrar el producto adecuado puede ser un desafío. Con la proximidad de las celebraciones, los consumidores deben equilibrar calidad y seguridad. Comprar traca en Valencia implica considerar factores como la procedencia y las garantías de los proveedores. Esta preocupación por la calidad y la normativa puede ser abrumadora, especialmente para quienes buscan disfrutar de la festividad sin complicaciones.

Tracas de Fallas: entre la tradición y la seguridad 20

La seguridad es un aspecto crucial. Los consumidores deben informarse sobre los estándares que rigen la venta, asegurándose de que cumplan con las normativas vigentes. Las opciones seguras pueden generar ansiedad, ya que es un componente fundamental para vivir plenamente la jornada. Elegir un buen proveedor es esencial para evitar incidentes y garantizar una celebración sin contratiempos.

La selección del material tiene implicaciones más allá de la compra. La elección adecuada puede influir en la experiencia colectiva de los asistentes. Un serpentín de petardos de calidad genera un ambiente festivo vibrante que potencia la conexión emocional. Este elemento sonoro y visual refuerza la cohesión social, transformando cada evento en una celebración compartida donde todos se sienten parte de la misma comunidad.

Además, es un símbolo de la cultura local que se transmite de generación en generación. Cada explosión evoca recuerdos y tradiciones, creando un lazo emocional con la historia de la festividad. En este sentido, no es solo una transacción, sino un acto que reafirma la identidad cultural de quienes participan en las celebraciones. Esto añade un nivel de significado a la actividad, al vincularla con la herencia colectiva de la localidad.

La planificación adecuada también es fundamental en la experiencia de las festividades. Los consumidores deben considerar no solo la cantidad necesaria, sino también el momento y el lugar de uso. La organización anticipada permite disfrutar de las celebraciones sin estrés, asegurando que todos los elementos estén listos para el día. Esta preparación contribuye a un ambiente festivo más relajado y agradable.

“El consumo responsable es un aspecto a tener en cuenta. Al elegir tracas que cumplan con estándares de calidad y seguridad, los consumidores no solo se protegen, sino que también apoyan a proveedores locales que se esfuerzan por ofrecer productos de calidad”, explican desde la empresa Petardos Campanar. Este enfoque consciente fortalece la economía local y fomenta prácticas comerciales éticas en el contexto de las festividades.

En esencia, más que un simple producto de pirotecnia; es un componente integral de la cultura fallera. Al participar en su uso, los ciudadanos no solo celebran, sino que también contribuyen a la perpetuación de una tradición que enriquece su vida comunitaria. La importancia de elegir bien se convierte en un acto de responsabilidad colectiva y orgullo cultural.

Su adquisición se manifiesta como una expresión de compromiso con las tradiciones locales y el bienestar de la comunidad. A través de una elección cuidadosa y responsable, los ciudadanos pueden disfrutar de una celebración plena, donde cada explosión se convierte en un recordatorio del valor de la cultura compartida. La traca, lejos de ser solo un estruendo, se convierte en el hilo que une a las personas en una experiencia colectiva inolvidable.